jueves, 5 de agosto de 2010

Historia de Bosnia y Herzegovina (VIII)

LA GUERRA DE BIH HASTA LOS ACUERDOS DE DAYTON (I)
Fue a partir de 1943, en plena Guerra Mundial, cuando Josip Broz Tito rigió los destinos de Bosnia. Al principio formando parte de una entidad de entidades dentro de la República Federal de Yugoslavia. Esta entidad tenía un problema y no era otro que los habitantes de origen serbio, croata o musulmán, que no gozaban de diferenciación autóctona, eran los que constituían la «minoría bosnia». Con la promulgación de la Constitución de 1974, se les reconoció a los musulmanes su nacionalidad bosnia, conformando el 43 % de la población y teniendo la mayoría en 52 de los 109 municipios bosnios.
Cuando la unidad yugoslava se rompió, el líder bosnio, Alija Izetbegovic, musulmán convencido y encarcelado en tiempos de Tito por la defensa de sus ideas, se encontró con que tenía pocas opciones que ofrecer a su pueblo. Y lo peor era que esas pocas opciones contaban con la oposición frontal de las otras, que no querían su esencia como unidad étnica o nacional.
Permanecer en el seno de la República Federal de Yugoslavia conllevaba el peligro del inmovilismo; y la comunidad croata de Herzegovina, que había contribuido en Croacia al movimiento secesionista y pagado un alto precio en vidas humanas, no iba a admitir la supremacía serbia. La situación se complica ya que la identificación con Serbia o con Croacia supondría una pérdida de raigambre cultural, social y política, mientras que la división de Bosnia, aparentemente pactada entre serbios (Slobodan Milosevic) y croatas (Franjo Tudjman), supondría su total desaparición.
La alternativa más válida, dentro del espíritu nacionalista que ya anidaba en los bosnios musulmanes, era la independencia. A esto se opusieron ciertos sectores políticos temerosos de la situación que se crearía al reconocer un Estado por la religión de sus habitantes: ¡¡¡Un Estado Musulmán en medio de Europa!!!
Los líderes de Croacia y Serbia, Tudjman y Milosevic, intentaron aparentemente llegar a un desenlace pacífico antes de producir la ruptura y evitar un baño de sangre en Bosnia. Pero la realidad velada era otra, ya que en las conversaciones entre ambos, celebradas en 1991 en la región de la Vojvodina, fronteriza con Croacia, en el llamado “Acuerdo de Karadjordjevo”, ambos líderes habían decidido repartirse Bosnia con el objeto de satisfacer las añejas ambiciones de crear La Gran Croacia y La Gran Serbia, y así evitar la guerra.
Lo que también es cierto es que no llegaron a ningún acuerdo. Pero el enfrentamiento entre croatas y serbios ya había comenzado en la Krajina, y un año después aún perduraba, mientras que en BiH todavía no habían dado comienzo las hostilidades. Se vivía una tensa paz, a pesar de la aparente calma. Las secuelas de la guerra que se desarrollaba en Croacia se hacían sentir en Bosnia y así, algunos líderes locales, afines a la postura de los serbios de Krajina, decidieron movilizar a los habitantes en su área de responsabilidad en contra de la política del Gobierno de Bosnia en Sarajevo. Los serbios, veían en Bosnia una zona de retaguardia de las fuerzas de la República Serbia de Krajina y un corredor natural para su apoyo logístico desde la República Federal.
Empiezan así tiempos propicios para las intrigas, falsas alianzas y movimientos de doble juego en todas direcciones. Algunos dirigentes bosnios, con la excusa de lograr un arreglo político y no sangriento al litigio con los serbios, les entregaron las pocas armas de las que disponía la colectividad bosnia dejándola casi desprotegida para previsibles enfrentamientos. En aquellos días, algunos pretendieron juzgar con cierta benevolencia a los que entonces parecían buscar la solución pacífica. Éste es el caso del Ministro del Interior, Alija Delimustafic, que suministró una gran cantidad de armamento al Ejército Federal Yugoslavo al socaire de una búsqueda de entendimiento, que no se produjo. Más tarde fue culpado de ser un agente del Servicio de Inteligencia Yugoeslavo, el KOS (Kontra Obavjestajna Sluzba). Escapó a Banja Luka, en parte Serbia de Bosnia, y posteriormente a Belgrado.
Foto: Alija Izetbegovic, Franjo Tudjman y Slobodan Milosevic. Artífices de la Guerra de Bosnia firmando los Acuerdos de Dayton

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