viernes, 20 de noviembre de 2015

Los Almogávares, la fiel infantería aragonesa

Los Almogávares a su llegada a Constantinopla
Si hay unas fuerzas medievales de infantería dignas de mención estas son los Almogávares de la Corona de Aragón. El peligro continuo de la amenaza musulmana y sus incursiones en las fronteras cristianas fue el motivo por el cual era necesario disponer de unos guerreros preparados para hacerles frente en cualquier parte del mundo.

Eran unas tropas especialmente preparadas para el combate, penetrar en terreno enemigo y cerrar fronteras, fueron el brazo armado de los reyes aragoneses y durante más de siglo y medio su aterrador grito ¡¡¡Desperta ferro!!! resonó con fuerza en todo el mediterráneo no dando piedad alguna a sus enemigos y fueron los artífices de la máxima expansión de la Corona de Aragón entre los siglos XIII y XV.
Almogávares dispuestos para el combate

Bernat Desclot, historiador catalán del siglo XIII, en su Crónica, los describe de la siguiente manera:

«Estas gentes llamadas almogávares no viven más que para la guerra y no habitan ni en ciudades ni en pueblos sino que viven por montes y bosques; diariamente combaten a los sarracenos y penetran durante una o dos jornadas en su territorio robando y apresando y regresan con multitud de prisioneros y cuantioso botín. De estas ganancias viven… cubren su cuerpo con una especie de camisa muy corta tanto en verano como en invierno, y como calzado utilizan estrechas polainas de cuero y abarcas, también de cuero. En la cintura, coltetl, cinto y faquer. Cada cual posee una excelente lanza, dos dardos y un zurrón de cuero en el que guardan pan para uno o dos días. Gente fuerte y veloz para huir o atacar, y son catalanes, y aragoneses y serranos».

El coltell era un arma multiusos, mezcla de puñal y cuchillo de carnicero, muy ancho y pesado.  Este cuchillo, por su considerable peso, debió ser muy contundente, sus acometidas afectaría no sólo a las parte blandas del enemigo, sino también a las partes duras como los huesos.

Ramón Muntaner, escritor catalán de la Corona de Aragón que fue miembro de los almogávares los describe así:

«Rapidez en las decisiones y en los movimientos que desorientan a los enemigos, sumisión personal a todas las inclemencias y fatigas, dureza y persistencia de la acción que no dejan respirar al adversario».

El historiador aragonés del siglo XVI, Jerónimo Zurita, decía de ellos que eran gente usada a robar y a hacer guerra a los moros por los montes y lugares muy fragosos.

Infantería y Caballería almogávar
Los almogávares estaban dirigidos por los adalides, los almocádenes y los caps de coll. Los adalides eran buenos conocedores del terreno y debían poseer cuatro cualidades esenciales: sabiduría,  esfuerzo, buen seso natural y lealtad, y para ser tenidos como tales, se necesitaba que doce adalides ya consagrados juraran que el candidato poseía las relaciones exigidas.

Formaban el grado más bajo de la milicia y procedían de los estamentos más bajos de la sociedad. El término almogávar lo recibieron de los árabes que los llamaron Al-mugawir: el que hace algarada y avanza en terreno enemigo.

Su origen  es incierto, lo más probable es que fueran campesinos del pirineo aragonés y catalán que dejaron su mísera vida de labradores para alquilarse como mercenarios, aunque también había entre sus filas gentes procedentes del resto de los reinos cristianos. Soldados muy bien pagados su única misión era combatir y sobrevivir.

Almogávar en Sicilia
Los almogávares eran esencialmente infantes, aunque también había algunos de caballería, y su misión era, a semejanza de los antiguos velites de las legiones romanas, proteger los reconocimientos, marchar al frente del ejército y en los flancos, hostigar constantemente al enemigo realizando incursiones en su territorio y sorprender e interceptar los convoyes de suministros. Fueron auténticos “guerrilleros” siendo capaces de entrar y saquear una localidad en cuestión de pocos minutos, llevándose lo más valioso a sus propias filas.

Fueron las tropas de infantería españolas más temibles de su tiempo, siendo Jaime I el Conquistador su impulsor en su utilización en las campañas aragonesas. Con Pedro III el Grandes los almogávares eran los dueños del mediterráneo central. Continuaron sirviendo a Jaime II y a los reyes de Sicilia contra los angevinos. Estabilizada la zona, la única salida para estos soldados ansiosos de combate y botín fue cuando el emperador bizantino Andrónico II Paleólogo requirió los servicios del líder almogávar Roger de Flor para combatir a los turcos que amenazaban Constantinopla, quien contrajo matrimonio con María Paleólogo, sobrina del emperador.

Roger de Flor
Roger de Flor partió de Messina hacia Constantinopla con treinta y nueve galeras que llevaban a bordo mil quinientos caballeros, cuatro mil infantes y mil peones, además de la tripulación necesaria de marineros y remeros que formaron la llamada Gran Compañía Catalana. Los que no se embarcaron rumbo a Bizancio entraron al servicio de los sultanes del norte de África y pasaron a formar parte de los contingentes cristianos que luchaban en los enfrentamientos que tenían lugar entre estos soberanos musulmanes.

Los almogávares combatieron en territorio bizantino o turco siempre bajo la bandera de la Corona de Aragón. En Anatolia conquistaron Filadelfia, Magnesia, Tira y Éfeso y arrinconarían a los otomanos en la cordillera del Taurus, en el sur de Asia Menor. El mayor triunfo de los almogávares se produjo en la batalla del Taurus donde atacaron con su famoso grito de guerra: ¡¡¡Desperta ferro, Desperta!!!. La batalla duró todo el día y al atardecer, la victoria fue completa para la Gran Compañía. Se asegura que se necesitaron tres días para recoger el botín.

Asesinato de Roger de Flor y los almogávares en Adrianópolis
En abril de 1305, Miguel IX, hijo de Andrónico II planeó el asesinato de Roger de Flor y de su Plana Mayor y en un banquete celebrado en Adrianópolis acabó con los almogávares allí reunidos empleando a unos ocho mil jinetes alanos al mando de Georgios. Los supervivientes, al mando de Berenguer de Entenza se refugiaron en Galípoli desde donde se reorganizaron e iniciaron una campaña, conocida como la “Venganza Catalana” que a punto estuvo de acabar con el imperio bizantino.

En 1306 los almogávares derrotan severamente a Miguel IX y acorralan al líder alano Georgios cerca de Bulgaria donde le dan muerte. Los bizantinos atacan, con los genoveses al mando de Antonio de Spínola, Galípoli, defendida por el entonces  capitán almogávar Ramón Muntaner, quien derrota contundentemente a los genoveses y donde pierde la vida Spínola.


En 1311 se hacen con el ducado de Atenas, tras la batalla de Cefís, y en 1318 con el ducado de Neopatria que en 138 pasan a integrarse en la Corona de Aragón. En la actualidad el título honorífico de duque de Atenas y Neopatria corresponde al Rey de España, por tanto a Felipe VI.

Escudos de Armas de los ducados de Atenas y Neopatria



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