Grabado del Teniente Ruiz realizado por Mariano Benlliure en 1891. Museo del Ejército. Madrid |
El Teniente Ruiz es otro de los Infantes ilustres que llenan de gloria y heroísmo al Ejército Español que tantas vidas ha dado en defensa de su patria. Tomó parte activa en los acontecimientos madrileños del 2 de mayo de 1808 siendo reconocido su valor y heroísmo junto a los Capitanes de Artillería Daoiz y Velarde. Este es un pequeño homenaje a su figura.
Postrado en el lecho, presa de violenta fiebre, yacía el Teniente
Ruiz Mendoza en las primeras horas de la mañana del 2 de Mayo de 1808, cuando
sonaron las primeras descargas en las calles de Madrid. Sin que le detenga lo
precario de su estado, se viste de uniforme y se traslada con paso vacilante al
Regimiento de Voluntarios del Estado, donde estaba destinado, y cuyo
acuartelamiento se encontraba en la Calle Ancha de San Bernardo, muy cerca del
Parque de Artillería.
Llega al Regimiento en el momento en que su Coronel, cediendo a
las instancias del Capitán de Artillería D. Pedro Velarde y al deseo popular,
se decide a enviar a la 3ª Compañía del 2º Batallón, al mando del Capitán D. Rafael
Goicochea, para que se hiciera respetar dicho Parque, donde los franceses
tenían establecida una fuerte guardia, bajo pretexto de custodiar algunos efectos
que intencionadamente habían depositado allí, con objeto de apoderarse del Centro
Militar en el momento que más les conviniera.
En aquella Compañía era Subalterno el valeroso Teniente Ruiz,
siendo sus reducidos efectivos de treinta y ocho hombres, entre Oficiales, Cadetes,
Sargentos, Cabos y Soldados.
Encontraron cerrada la puerta del Cuartel de Artillería y sólo practicable
un postigo, custodiado por un artillero español, el cual mandó hacer alto.
Detiene el Capitán Goicochea su Compañía y penetra en el Parque, seguido del Teniente
Ruiz para notificar su llegada al Jefe del Establecimiento, encontrando en el
patio al Capitán D. Luis Daoiz, que era en aquellos momentos el más caracterizado
de los oficiales allí presentes. El insigne artillero sostenía dentro de sí una
terrible lucha entre el deber y el patriotismo. Al cabo de un momento fija su
resolución y rompiendo en pedazos la orden que tenía, desnuda su espada y manda
franquear las puertas a las masas populares y a las exiguas fuerzas del Capitán
Goicochea.
Monumento al Teniente Ruiz en la Plaza del Rey de Madrid. Mariano Benlliure. 1891 |
Una vez dentro del Parque y tras desarmar y arrestar a la guardia
francesa, son entregadas las armas a los paisanos, saliendo éstos, acto
seguido, en busca del enemigo; logrando el Capitán Velarde retener a unos ochenta
para reforzar la defensa del Centro.
Organizada la defensa, primera resistencia militar que encontraron
los franceses en España, aquel puñado de valientes se disponía a medirse con
los veteranos soldados de la División Lefranc que acantonada en San Bernardo,
se acercaba por la Calle Ancha dispuesta a apoderarse del Parque.
En el fragor de los choques, el Teniente Ruiz recibe un balazo en
el brazo izquierdo, en el cual se le ata fuertemente un pañuelo, y con este
improvisado apósito vuelve a su puesto más enardecido si cabe, no cesando de
dar voces de ¡fuego artilleros!
Lápidas frontal y posterior del Monumento al Teniente Ruiz en la Plaza del Rey de Madrid |
El Capitán Daoiz que dirige la defensa y que se encuentra gravemente
herido en una pierna, en vista de la superioridad aplastante del enemigo y ante
la gran cantidad de heridos entre los defensores, intenta la capitulación, para
lo cual penetra en el Parque el Jefe de las fuerzas francesas, quien olvidando la
jerarquía y el estado en que se encontraba el heroico Capitán, habló a éste en tono
desconsiderado a la par que vejatorio, y sin atender a razones mandó cargar de
nuevo contra las ya escasas fuerzas que aún resistían en el interior del acuartelamiento.
Daoiz cae mortalmente herido y Velarde al acudir en auxilio de su
compañero cae también abatido por certero disparo. Solamente el Teniente Ruiz,
aunque maltrecho, sigue combatiendo heroicamente, hasta que un segundo balazo
le atraviesa el pecho, cayendo a tierra casi exánime, y con él, el último
baluarte de tan épica defensa.
Busto de Teniente Ruiz en su localidad natal, Ceuta, en la plaza que lleva su nombre. |
Confundido entre los muertos permaneció largo rato medio
desangrado, hasta ser rescatado por sus soldados. Curado de sus heridas, se traslada
contra todo pronóstico dada la gravedad de las mismas, hasta Badajoz a ocupar
destino de Oficial en el Regimiento de la Guardia Walona, donde por su heroísmo
es premiado con el grado honorífico de Teniente Coronel del Ejército.
Desde Badajoz se traslada a Trujillo, donde llega con la herida
del pecho abierta, lo que agravó su estado de modo alarmante, muriendo el 13 de
marzo de 1809, a los veintinueve años de edad, después de grandes sufrimientos,
que soportó con una entereza admirable. Fue enterrado en la iglesia de San
Martín en una tumba sin lápida ni inscripción. La Gaceta de Madrid del 23 de
marzo de 1815 reconoció, a petición de su padre y bajo la firma del rey, su
sacrificio en la jornada del 2 de mayo.
Después su figura caería en un cierto olvido, en comparación a sus
compañeros de Artillería, los Capitanes Daoíz y Velarde, hasta que en 1890 el
gobierno de Sagasta promovió la construcción del bello monumento dedicado a su figura
y realizado por Mariano Benlliure que se encuentra en la madrileña plaza del
Rey. Finalmente, en el primer centenario, sus restos fueron trasladados a la plaza
de la Lealtad, donde reposan hoy junto a los de las víctimas y los demás héroes
con quienes combatió aquel 2 de mayo de 1808.
Su nombre figuraba en cabeza de los Tenientes de Infantería en la Escalilla
del Arma, con el texto:
“Mártir de la Independencia Española. Murió en Trujillo el día 13
de Marzo de 1809, a consecuencia de las heridas que recibió peleando heroicamente
el 2 de Mayo de 1808, en el Parque de Artillería de Madrid”.
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