domingo, 10 de marzo de 2019

Santuario de Nuestra Señora de la Coronada. Calañas. Huelva

Santuario de Ntra. Señora de la Coronada. Calañas

A unos nueve kilómetros de Calañas (Huelva) en dirección a Valverde del Camino se encuentra el Santuario-Ermita de Nuestra Señora de la Coronada, patrona de Calañas y justo enfrente se sitúa la Ermita de la Virgen de España, patrona de Beas. Ambas se encuentran en la zona conocida como Sotiel Coronada.

El templo no es de gran interés arquitectónico pero su situación en un bello bosque de pinos junto a la orilla derecha del río Odiel, hace que sea un lugar muy querido por los calañeses ya que en él se asienta su patrona.

Al acercarse destacan sus porches cubiertos de tejas de brillante color rojizo que cubren toda su estructura. Posee una capilla de una sola nave, con dos arcos torales apuntados y otro de medio punto. El presbiterio tiene una cúpula rebajada con algunos frescos barrocos algo deteriorados. En el lado de la Epístola se encuentra la sacristía y tras el retablo el camarín de la Virgen.

Vista lateral
No se sabe con exactitud el motivo de la ubicación de la ermita en este lugar, pero en el año 1714, un año después de haberse formado la Hermandad de Nuestra Señora de la Coronada, fray Felipe de Santiago recoge una hermosa leyenda que relata la aparición de la Virgen de la Coronada, que según parece se remonta a la época visigoda y que los lugareños escondieron para evitar que cayera en manos de los musulmanes.

Según la Leyenda, que parece ser que está recogida en el Archivo de Palos de la Frontera, dice así:

"Por los años 1.520 pastando su ganado Pedro Márquez, que después llamaron de la Santa por habérsele aparecido la Virgen de Coronada que fue así.
Virgen de la Coronada
Estando este sencillo hombre en el paraje donde está la ermita de esta Señora (de España) al abrigo (por razón de una tempestad) y atemorizado se encomendó a la Madre de Dios de España, y creciendo más el temor se resolvió a dejar el ganado e irse a la Iglesia de su devota y al mover los pies reparó que se movía una laja y reparándose, sacó un puñal que traía y levantó la piedra y halló a la Señora de la Coronada y de repente sosegó la tormenta. Es del tamaño de una tercia y tiene el Niño en el brazo izquierdo y esta imagen es de tosca hechura de talla, pero muy milagrosa.
Y el buen pastor, contento con su hallazgo, se la llevó a su tenencia y la puso con la mayor decencia que pudo y registrando el sitio por la mañana, no la halló; y muy sentido volvió a buscarla y la halló; y esto le sucedió por tres veces, hasta que entrando en cuidado, dio noticia al párroco que era un religioso de la tercera orden de San Francisco y llevó a la Señora para testigo y juntamente un escrito que decía así:
Tomasuco, hijo de Juan Andúvalo, alcalde que fue del Rey de estos obrajes de quien descendía; del Gentil, suya era esta tierra y por esto el Rey los tenía en honrosos oficios; y llegando la total pérdida de España estaban a la sazón padre e hijo con su familia. Y quedando por último yo Tomasuco, fiel compañero del padre Capellán, poco tiempo antes de la pérdida de esta tierra fui a visitar a Nuestra Señora del Pilar y al Cristo de Burgos. Yo como vía a tal Señor y Señora, hice las dos imágenes de Cristo y su Madre y el Padre Capellán puso al Cristo en Santa María de las Herrerías y yo me quedé con mi Señora que era mi compañía, guía de noche y de día y ella me libraba de los fieros moros y llegando mi última enfermedad puse aquí esta Señora para cuando Dios fuese servido que la descubran y se llama Santa María de la Coronada, y que la amen mucho y verán cómo lo hace con ellos como lo ha hecho conmigo y guardándome siempre. Y esta es su firma Tomasuco Andubalo.
Después de leído el escrito, el Cura llevó a la Señora a la iglesia y sucedió lo mismo que antes y todo el pueblo tenía ya noticia de ello, por la demostración que había hecho en la Iglesia y fueron con Pedro y la hallaron en su sitio, con todos los demás del pueblo y en este caso fue más la devoción por ser público; y discurriendo sitio la pusieron en su término y por dos veces se volvió al sitio; y con esto se quitaron contiendas entre Valverde y Calañas que ya las habia.
Pedro y su mujer Alfonsa dieron su ganado y cuanto tenían para la fábrica de la Iglesia y también ayudó todo el pueblo y así marido como mujer se apellidaron de la Santa a distinción de otros Márquez, aunque todos eran unos. Y ellos se dedicaron a vivir en el culto de esta Señora. Y por medio de esta Santa Imagen de continuo se ven prodigios.

Nave de la Ermita
Sobre 1760 junto a la ermita se encontraban varias casas que servían en las romerías para guardar el vino, la leñas o cobijar a la autoridad. En un protocolo del año 1764 se especifica el nombre que recibían estas casas: la del ermitaño, la del balcón, la del vino, la de la justicia, la de la leña, etc. Este mismo año se hace entrega a la Virgen de un estandarte de tafetán blanco con su asta para el camino y de otro nuevo que costeó la devoción de Valverde del Camino.

Portada del Libro de Encarnación Cutillas
En 1883 se produce la venta de la finca donde se encuentra la ermita que es comprada por la Compañía Sotiel Coronada quedando las ermitas excluidas (Coronada y España) de la transacción y permitiendo a los ermitaños sembrar y disfrutar de los terrenos colindantes sin exigirles renta alguna por ello.


En 1915 don Fernando Conde Hidalgo encargó a la poetisa madrileña Encarnación Cutillas Lázaro que escribiera con todas las galas poéticas la historia de la Virgen de la Coronada, gloriosa patrona de Calañas. El libro fue editado en Sevilla en 1918.

Para finalizar os pondré la letra de un fandango en honor a la Virgen de la Coronada:

El Odiel de centinela
va protegiendo a Sotiel
El Odiel de centinela
La Virgen de Coronada
va protegiendo a su pueblo
es patrona de Calañas.

Iglesia de San Martín de Frómista. Palencia

San Martín de Frómista

La Iglesia de San Martín de Frómista es uno de los edificios más significativos del románico europeo. Su sencillez de líneas, sus cuidadas proporciones, la pulcritud arquitectónica del conjunto y el genial equilibrio de verticales y horizontales hacen de este edificio un claro representante del “arte aedificatoria” de la cultura románica.

El nombre de Frómista deriva de la antigua Frómesta o Frumesta, que a su vez deriva de la palabra latina "frumentum" que significa trigo, y que haría alusión a su condición de tierra de trigo o de cereales.

Por aquí pasaron primeramente los vacceos, los romanos y los visigodos, para finalmente ser arrasada por los musulmanes. Con el auge del Camino de Santiago en el siglo XI, Frómista volvería al primer plano de la historia.

San Martín y el mendigo (El Greco)
El templo fue levantado en origen como un monasterio de benedictinos fundado por la condesa de Castilla, Doña Mayor, esposa y viuda de rey Sancho III de Navarra, según su testamento del año 1066, en el que lega fondos para su edificación. De este cenobio sólo nos ha quedado la iglesia que toma como referente el modelo jaqués y que, junto con Santiago de Compostela, San Isidoro de León y Jaca representa la cumbre del arte románico español del S I. Ha sido reposo espiritual de los peregrinos del Camino de Santiago.


La advocación de San Martín hace referencia a San Martín de Tours, que fue obispo de esta ciudad francesa. Cesar Juliano Martin nació en el 316 en Hungría y fue soldado de los ejércitos imperiales romanos. Su iconografía lo representa en un hecho harto conocido. Se dice que estando en la ciudad de Amiens y montado a caballo, un pobre se le acercó pidiendo limosna, como no llevaba ninguna moneda, partió su capa en dos y le entregó la mitad al pobre, el pobre en cuestión era Jesús.

En el año 1118 pasó a depender del priorato benedictino de San Zoilo, en Carrión de los Condes. Los monjes lo abandonaron poco después, en el siglo XIII, y lo cedieron a Don Juan Gómez de Manzanedo. Tras cambiar de mano en varias ocasiones durante la Edad Media, y tras su definitiva separación del monasterio, la iglesia sufrió diversos añadidos durante el siglo XV: una torre que serviría de campanario sobre el cimborrio original, y varias dependencias que hicieron de sacristía. Tras estas últimas noticias medievales, el templo sufre un progresivo deterioro, que lleva a que a finales del siglo XIX sea declarado inadecuado para el culto. Tras su cierre, el deterioro se acelera, con varios desprendimientos en la bóveda y las paredes.

Vista de la fachada y puerta lateral 
En Frómista nació en 1190 el dominico fray Pedro González Telmo (San Telmo), patrón de los navegantes y de la villa donde tiene dedicada una estatua y fue bautizado en la Iglesia de San Martín.
El deficiente estado de la edificación amenazaba ruina. La labor de restauración del templo se inicia poco después de su declaración como Monumento Nacional en 1894. Las labores de restauración quedan en manos del arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, quien se propone devolver el templo a su estado original, eliminando los añadidos posteriores. Los capiteles y canecillos más deteriorados fueron trasladados al Museo Arqueológico de Palencia, y sustituidos por reproducciones. Las tareas de reconstrucción finalizan en 1904, fecha en la que definitivamente se reabre al público.
En la actualidad puede contemplarse, en el interior de la propia iglesia, una maqueta que representa la situación de la iglesia en el momento de acometer su restauración
La iglesia antes de su reforma (Plumilla de FJ Oña)

Tanto al exterior como al interior, destaca su decoración escultórica, de una gran calidad. Destacan por ello varios capiteles, de los 50 que posee el templo, como el que narra la fábula de la zorra y el cuervo; otro con una escena de soldados; el de Adán y Eva en el Paraíso; u capitel inspirado en el sarcófago romano de Husillos, donde aparecen figuras desnudas de inspiración clásica; un capitel en el que se ha querido ver una escena de matrimonio;… Mención especial merecen los 315 canecillos de diversa temática.

La iglesia presenta una simetría casi perfecta, solamente las portadas laterales no están alineadas frente a frente entre sí. Consta de tres naves, todas ellas con bóvedas de cañón y arcos fajones que transmiten el peso a ocho pilares de planta cruciforme con semicolumnas adosadas. El peso del edificio lo reciben los muros que son muy gruesos lo que hace que la existencia de ventanas sea escasa y las que hay sean de pequeño tamaño.
Planta de San Martín de Frómista
Nave central y ábside
En la cabecera tiene tres ábsides circulares orientados al este y semicirculares que se dividen en dos cuerpos horizontales separados por unas impostas de ajedrezado. El cuerpo inferior carece de decoración mientras que en el cuerpo superior se sitúan las abocinadas ventanas formadas por arcos de medio punto. En el ábside central se encuentran tres ventanas separadas por tres estilizadas columnas que recorren todo el muro hasta la cornisa. En los ábsides laterales se encuentran dos ventanas en cada uno de ellos y una sola columna de las mismas características las separa. Bajo el tejado de los tres ábsides hay una gran colección de canecillos, elementos arquitectónicos que representan una enseñanza moral a tener presente.

El crucero posee un cimborrio poligonal y la cúpula actual no es la original, pues está totalmente reconstruida. Los capiteles de las columnas son de gran belleza, con profusa decoración vegetal e iconográfica.

La iglesia dispone de tres portadas, todas simples pues solo disponen de una imposta de ajedrezado y algún que otro adorno en forma de bola. La portada situada en el norte tiene columnas con capiteles historiados en bastante mal estado de difícil interpretación. La principal se sitúa a los pies de la iglesia, al oeste, y las dos restantes se abren en las fachadas laterales, una orientada al norte y la otra al sur. Todas disponen de un pequeño guardapolvo en la parte superior que protegen la entrada. Sin embargo, la entrada al templo se realiza por otra puerta distinta, la que hay en el brazo sur del crucero, y que fue abierta como puerta de comunicación entre las dependencias monacales y el interior de la iglesia.
Detalle de un capitel

La fachada presenta una novedad que recuerda al estilo alemán: dos torres circulares que flanquean la puerta de acceso y corresponden con la época de construcción del edificio, no son añadidos posteriores. En su interior conserva un Cristo Crucificado de extraordinario valor.

Algún autor denominó a esta iglesia con el nombre de San Martín del Milagro, ya que según la tradición en ella ocurrió el siguiente milagro: el 25 de noviembre de 1453, un habitante de la población fue condenado por deudas y al no poder hacer frente al pago de las mismas fue excomulgado. Cerca de la muerte, arrepentido, quiso comulgar, pero al ir el sacerdote a darle la hostia consagrada, esta se quedó pegada a la patena. Una vez confesado su pecado al sacerdote, y después que este le hubo perdonado, pudo separar la hostia de la patena y darle la comunión. Hasta el momento de la reconstrucción de la iglesia un relicario con la patena y la hostia pegada se guardaba en el Altar Mayor de la iglesia, después desapareció. Milagro o no es lo que se cuenta.

Su carácter de monumento paradigmático del románico pleno y su emplazamiento en la ruta jacobea, hace que reciba numerosos visitantes de la más variada procedencia geográfica que se complacen en la contemplación de este monumento fundamental del arte románico que fue levantado a finales del siglo XI.
San Martín de Frómista en pleno Camino de Santiago

sábado, 9 de marzo de 2019

Catedral de Cuenca. La primera catedral gótica de Castilla.


Fachada de la Catedral de Cuenca
Este edificio es uno de los más singulares de la Edad Media española. Parece ser que los orígenes de la ciudad son romanos, pero serán los musulmanes quienes construyan una fortaleza a la que llamaron Conca.

El 21 de septiembre de 1177, el rey Alfonso VIII conquista la ciudad de Cuenca para las armas cristianas después de nueve meses de asedio.  Cuenca se convierte tras su ocupación en un enclave urbano decisivo para la Reconquista. El rey Alfonso VIII dota a la ciudad de Fuero y con el permiso del Papa Lucio III establece un nuevo y fuerte obispado que reúne los antiguos de Valeria y Ercávica.

El primer obispo de Cuenca fue Juan Yáñez nombrado en 1183 por el Papa Lucio III. El obispo tuvo la primera misión de formar un cabildo y se constituye como sede episcopal.

El señor rey don Alfonso, fizo y ordenó que la mezquita que los moros avían, mandó a los obispos que la consagraran … e puso por la suya mano de la Virgen María que a par de si traíba, e pasó e trasladó los obispados de Valeria y Arcas e puso la silla en la su ciudad de Cuenca.

Representación de la Catedral
La esposa de Alfonso VIII, es Leonor de Aquitania y Plantagenet, hija del rey de Inglaterra, hermana de Ricardo Corazón de León y además condesa de Gascuña. Con ella vienen caballeros normandos que serán los que ejercerán su influencia sobre la fábrica de la catedral, dándole ese aire nórdico que llama la atención, alejado del típico gótico de la Castilla medieval. Fueron ellos los que seguramente introdujeran el gótico en su construcción cuando todavía predominaba el románico en la España cristiana.

La catedral fue consagrada por San Julián, segundo obispo de Cuenca, en el año 1196 cuando todavía se encontraba en sus inicios. Fue comenzada por canteros galos entre los años 1182 y 1189 (siglo XII) continuando las obras durante todo el siglo XIII. La Catedral con toda seguridad se construyó sobre la antigua mezquita árabe de la ciudad.

Vista lateral
Se considera como la primera catedral gótica realizada en Castilla, siendo consagrada definitivamente bajo la advocación de Santa María en el año 1208 por el obispo Rodrigo Ximénez de Rada.

En la construcción de la Catedral se diferencian tres fases de acuerdo a los estilos y técnicas utilizadas. La primera y la segunda se realizan entre 1183 y mediados del siglo XIII y corresponderían a la construcción del Altar Mayor, de la Cabecera cerrada con cinco ábsides y del Crucero con la Torre del Ángel en la primera fase. La edificación del Brazo Mayor o Cuerpo con el Triforio en la segunda. Por último y en una tercera fase constructiva, llevada a cabo en el siglo XV, se modificaría la Cabecera sustituyéndola por una Girola.

Planta y Ábsides
El interior es lo más importante del templo y el coro se ubica en medio de la nave principal. La planta inicial de la catedral estaba formada por tres naves; a la altura del crucero se transformaba en cinco naves y continuaba formando cinco ábsides, siguiendo las trazas del románico imperante.

En el siglo XV los cinco ábsides fueron sustituidos por una doble girola para aprovechar el desarrollo de las cinco naves de que disponía la catedral. Su nueva planta quedaría formada por una planta de cruz latina, tres naves, doble girola y un profundo presbiterio. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda.
Plano de la Catedral
El ábside central, que se ha conservado, tiene planta poligonal de siete lados y muestra un alzado con un primer piso de arcos muy apuntados y un segundo nivel de claristorio con ventanales de medio punto. Las capillas de las naves laterales fueron construidas en su mayor parte en el siglo XVI en estilo gótico.

Vistas del interior
Su exterior se renovó casi por completo en el siglo XVI y en el siglo XVII se construyó la capilla del Sagrario.

Durante el siglo XVIII se reformó tanto la fachada como las torres, dándole al edificio un aspecto barroco. Esta reforma afectó a la fachada principal que había sido mandada construir por el rey Fernando III y que disponía de dos torres góticas gemelas. Las torres de la fachada junto con otras dos torres que tenía la catedral desaparecieron durante un incendio, lo que dio motivo a nueva reforma, que fue llevada en el año 1720 por Juan Pérez y nuevamente reconstruida en 1723 bajo la dirección de Luis de Arteaga.

Lo más característico es su fachada principal, neogótica de comienzos del siglo XX que reproduce a la que debió tener original ya que el 13 de abril de 1902 la Torre del Giraldo o de campañas se derrumbó llevándose por delante la fachada, comenzando su restauración en 1910 el arquitecto Vicente Lampérez y Romea. La fachada se halla inacabada y el resultado ha sido objeto de controversias, pero lo que sí es cierto es que presenta un aspecto que la hace única y peculiar.
La fachada antes de la caída de la torre, tras la caída y proyectos según Vicente Lampérez
El 23 de agosto de 1902 la Catedral de Cuenca fue declarada Monumento Nacional por la Real Academia de la Historia y Bellas Artes. Su denominación es Catedral de Santa María de Gracia y San Julián de Cuenca. El templo ocupa una superficie de 10.000 metros cuadrados, con una longitud de 120 metros y 36 metros en la parte más alta. Consta de 20 capillas y presenta 37 rejas, 85 obras pictóricas y 571 escultóricas.

El Castillo-Fortaleza de Gormaz

Castillo-Fortaleza de Gormaz

La fortaleza califal de Gormaz, es la más grande de Europa en su clase, está situada sobre un cerro cretácico de planta alargada que puede verse desde muchos kilómetros de distancia en la llanura soriana y se convirtió en el origen y bastión de numerosas razias o ataques de las tropas musulmanas sobre las tierras cristianas del norte del Duero.

Al-Hakam II
Fue mandada edificar por Al-Hakam II a finales del siglo X sobre restos anteriores, en un intento de reforzar la frontera al norte del Duero, debilitada por el empuje repoblador de los incipientes reinos cristianos. Fue centro militar de apoyo a Medinaceli, capital de la Frontera Media Musulmana. Por sus excelentes condiciones de visibilidad y su situación estratégica, controlando una de las rutas de acceso hacia el norte, su posesión se hacía indispensable para mantener las importantes plazas de esta zona.

En el 975 el conde Garci Fernández, aliado con Sancho de Pamplona y Ramiro III de León, es incapaz de tomar el castillo tras un largo asedio y sufre una humillante derrota al ser atacado por el ejército de Galib, que llegó al rescate. Entre 978 y 981 consigue apoderarse de Gormaz, que la volverá a recuperar Almanzor en 983. Hubo que esperar hasta 1060 para que fuera recuperada por los cristianos como consecuencia de la expedición de Fernando I, esta vez de forma definitiva. Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, recibe la villa de Gormaz en 1087. Han sido señores de Gormaz doña Berenguela, el obispado de Osma, Juan Hurtado de Mendoza (1395) y los marqueses de Camarasa. Con los Reyes Católicos pierde su carácter militar y pasa a ser utilizada como cárcel hasta su abandono definitivo.

La fortaleza, realizada casi en su totalidad de sillares labrados, cuenta con dos zonas diferenciadas y separadas por un foso, hoy cubierto: el recinto amurallado y el alcázar.

Planos del Alcázar y del Recinto Amurallado
El recinto amurallado tiene un perímetro de casi un kilómetro y forma alargada, con una longitud cercana a los 370 m. Las murallas se refuerzan con 28 torres, la mayoría de las cuales sobresalen del lienzo, son macizas con terraza en su parte superior, almenadas y con estrechas ventanas -saeteras- para defender los paramentos. Los muros son de sillería a soga y tizón, sobre todo en la parte inferior, siendo el resto de sillarejo. Originalmente se accedía al recinto a través de la puerta califal y de la desaparecida puerta en codo, ambas en el muro sur, existiendo otras dos entradas menores o potermas.
Recinto amurallado

En el Alcázar encontraremos la torre de Almanzor del siglo X, la sala de armas y la Torre del Homenaje, con aparejo califal y ménsulas califales reutilizadas, y que hace de puerta de entrada al alcázar, una poterna califal hacia el norte y los restos de un aljibe. En total son siete las torres que hay en esta parte de la fortaleza.
El Alcázar

El Alcázar constituye el último reducto defensivo del castillo, es el lugar de alojamiento del gobernador militar y personas notables, cumpliendo además funciones administrativas. Se asienta sobre los restos del primer recinto árabe, modificado casi en su totalidad en los siglos posteriores tras la toma definitiva por parte de las tropas castellanas. Dispone de un gran aljibe de aprovisionamiento de agua y una pequeña puerta o poterna, destinada a salidas discretas, en el muro norte, reforzando su carácter autónomo del resto de la fortaleza. 

Algunos restos de muros arrasados en el lado norte, junto a la torre de Almanzor, parecen evidenciar la existencia de un palacio de tipo califal. La torre del homenaje es la de acceso al alcázar y fue reconstruida en el siglo XIV. Es de estilo mudéjar y tiene puerta doble en codo para dificultar la entrada, obligando a realizar un quiebro. Está protegida por un muro transversal con un foso seco delante. Conserva en la parte superior tres ménsulas dobles de arte islámico rematadas en modillones de rollos, que sustentaron una ladronera para defender la puerta. Dividida en tres plantas y terraza superior, está conectada con la torre de Almanzor, en frente, por una galería que discurre por el interior del muro de cerramiento del Alcázar.
Puerta califal
Declarado Monumento Nacional en 1931, fue restaurado recientemente y la entrada es gratuita.

El Marqués de la Ensenada, un gran reformador


Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada, encabezó la administración y la política interior durante la mayor parte del reinado de Fernando VI (1746-1759). De modestos orígenes en Alesanco (Logroño), donde había nacido de una familia de hidalgos, en 1701, era, sin embargo, un hombre capaz y seguro de sí mismo.
Se había formado en la escuela de Patiño, especializándose en la administración naval. En 1736 se vio recompensado por sus servicios en la reconquista de Orán (1732) y en la expedición a Nápoles (1733), con el título de marqués de la Ensenada. Fue promovido al cargo de secretario del almirantazgo, en 1737, desde donde comenzó a trabajar en la reconstrucción de la marina. Pero su carrera política culminó en 1743, cuando fue nombrado secretario de Hacienda, Guerra, Marina e Indias y, además, se le concedió el título de Secretario de Estado y superintendente de ingresos, convirtiéndose en el hombre más poderoso de España.
Ensenada llevó a cabo un programa reformador cuyas prioridades fueron: la reforma administrativa y financiera, el comercio de las Indias, la construcción naval, el reforzamiento del ejército y las relaciones con Roma.
Fruto de su política fue la creación de fábricas y compañías privilegiadas de comercio, la construcción de carreteras y puertos de montaña en Castilla, y la instalación de arsenales en Cádiz, Cartagena y Ferrol, lo que, unido a la modernización de las técnicas de ingeniería naval, permitió duplicar el número de barcos de guerra en muy poco tiempo.
Suya fue también la responsabilidad de la firma del Concordato de 1753 con la Santa Sede. Ensenada preparó la negociación y dispuso la formación de un comité de investigadores con la misión de buscar en los archivos todos los documentos que abonaran el punto de vista de la Monarquía española en materia de regalías.
A imitación del Banco de Inglaterra, creo, en 1751, el Real Giro para dotar a la Hacienda de un instrumento financiero eficaz, que le hiciera menos dependiente de los asentistas privados.
En cuanto al comercio americano, intentó acabar con el espíritu de monopolio y eliminar las principales restricciones sobre el comercio colonial. Para ello dio un nuevo impulso a la utilización de los navíos de registro, con preferencia sobre el sistema de flotas.
Pero el eje de su política económica fue el intento de establecer en Castilla una contribución única, planeada según los moldes existentes en la Corona de Aragón. Tras unos ensayos generales en determinadas provincias, Ensenada ordenó la realización de un Catastro de la riqueza y población de las veintidós provincias de Castilla, con el propósito de establecer en ellas la Única Contribución, inspirada en el Catastro catalán. En el Decreto de 10 de octubre de 1749 se manifestaba que la pretensión era reducir a una sola contribución las de millones, alcabalas, cientos, servicio ordinario y sus agregados, o lo que era igual, la variedad de las Rentas Provinciales. Un nuevo decreto, la Ordenanza de Intendentes, potenciaba la figura de esta institución, extendiéndola a toda la corona de Castilla, a la vez que se le encomendaba la dirección de la política económica del Estado, muy especialmente las operaciones del Catastro.
La gran innovación del Catastro de Ensenada era que, por primera vez, se iba a realizar un control de los súbditos, incluidos los estamentos privilegiados, con el consiguiente perjuicio para este sector de la sociedad. Al propietario de la tierra se le exigía la declaración de sus parcelas y su contenido. El impuesto recaería sobre el destinatario de la renta, tuviera esta la forma que fuese: de la tierra como propietario, de alquileres de casas, de réditos de censos o de la percepción de impuestos enajenados.
La oposición nobiliaria a esta iniciativa y la retirada del poder del marqués de la Ensenada provocaron el fracaso del proyecto, que en el reinado siguiente, con Carlos III, tampoco se hizo realidad.
El Catastro de Ensenada constituye en la actualidad una de las fuentes primordiales para el estudio del reparto de la propiedad castellana en el siglo XVIII.
Aunque Ensenada concentró sus energías en la reconstrucción interior, su caída, en 1754, vino provocada por sus discrepancias con Carvajal en política exterior, en concreto, por el Tratado de Madrid, por el que se llegaba a un acuerdo con Portugal para canjear la colonia de Sacramento por los territorios del Paraguay. Ensenada, que consideraba lesivo el tratado, se las ingenió para malograrlo. La muerte de Carvajal situó la crisis en primer plano. Los enemigos de Ensenada y los ingleses se aliaron contra el primer ministro consiguiendo su destitución y su exilio a Granada.
Con la subida al trono de Carlos III, Ensenada fue rehabilitado de nuevo. Su presunta implicación en los motines de 1766 le llevó al destierro a Medina del Campo, donde falleció.
Foto: Zenón de Somodevilla, marqués de La Ensenada, el gran reformador de la Armada española. Jacopo Amigioni (1750). Museo del Prado, Madrid.