lunes, 5 de enero de 2015

Los Ejércitos Españoles a lo largo de la Historia (III). Los Romanos

Estandarte de la Legión
El Ejército Romano en Hispania tenía la misma organización que el resto del Ejército Romano, tanto durante el periodo republicano como durante el imperial, adaptándose a los distintos cambios que se iban produciendo. El asentamiento definitivo del poder romano se produce tras la conquista de Hispania con la derrota de los cartagineses y con la sumisión total de las tribus hispanas.

Asentada en la Península, Roma mantuvo una política expansiva dirigida a controlarla en su totalidad. Las cargas que esto supone hacen que las tribus hispanas se subleven. Los primeros serán Indíbil y Mandonio, en la zona de Ilerda (Lérida), en el 206 a.C. que, por medio de una lucha de guerrillas se enfrentarán al ejército romano hasta ser derrotados.

En el 197 a.C. se divide la península en dos provincias Citerior, al norte y Ulterior, al sur. Entre el 197-179 a.C. se producen sublevaciones en las dos provincias, que, tras la ocupación de Iaca (Jaca) en 194 a.C., da paso a la paz en la Citerior. Se realizan acciones punitivas contra Numancia y Sigüenza y se toma Toledo.

Los años 178 a 155 a.C. son de paz relativa, en este último, se inicia una expedición lusitana hacia el Betis en busca de alimentos. El ejército romano se retiró al sur, donde Galba, pretor de la Ulterior, atravesaba serias dificultades con los lusitanos. La unión de los ejércitos romanos forzó la paz y Galba prometió reparto de tierras para paliar la pobreza de los lusitanos. Cuando estaban concentrados, Galba dio orden de exterminio: de 8.000 a 30.000 lusitanos fueron asesinados y el resto vendidos como esclavos. Viriato, escapado de la matanza, emprendió la lucha contra Roma. Del 154 al 137 a.C. lucharon los lusitanos con desigual fortuna. La estrategia de guerra de guerrillas desarmaba la capacidad combativa de las legiones romanas, que sufrieron varios y serios descalabros (Ronda, Segovia). En el 140 a.C. Viriato es derrotado y pide la paz, tres de sus emisarios son sobornados y lo asesinan. El sucesor, Tautalos, aceptó las condiciones de paz romanas.

Mapa de la conquista de Hispania por Roma

Primera Guerra Celtibérica. Del 153 al 133 a.C., Roma lucha con los celtíberos en la 1ª Guerra Celtibérica. La guerra había empezado por la ampliación de las murallas de la ciudad de Segeda, cerca de Calatayud. Para los romanos, eso contravenía la relación de dependencia que tenía la ciudad (pago de tributos, proporcionar tropas auxiliares y abstenerse de levantar nuevas plazas fuertes). En el 153 a. C. es enviado un cónsul con una fuerza de 30.000 soldados. Los segedanos se replegaron y pidieron ayuda a los arevacos.

El choque tuvo lugar a 15 km. al sur de Numancia. Los celtíberos vencieron a 6.000 legionarios, pero en su persecución tropezaron con la caballería romana sufriendo numerosas bajas. Perdida la iniciativa, los celtíberos buscaron refugio en Numancia, capital de los arevacos. El cónsul levantó un campamento resuelto a lograr la rendición definitiva. Numancia resistió a sus fuerzas y a los refuerzos.

Hizo falta la habilidad de Claudio Marcelo para llegar a un acuerdo que aseguró la paz del 151 al 143 a.C., a pesar de continuar el cerco de Numancia. En esta época las legiones acuden al sur en ayuda de Galba.

Cerco de Numancia
Segunda Guerra Celtibérica. Con las victorias de Viriato, los celtíberos se sublevaron el 143 a.C., dando lugar a la 2° Guerra Celtibérica. Numancia fue ganando en importancia hasta convertirse en un mito. Roma luchó contra los pueblos del Jalón y el alto y medio Duero, para aislar a los arevacos con Numancia y Termancia. En los intentos de toma, los romanos sufrieron graves derrotas. Para resolver tan espinoso problema Roma envió a Escipión Emiliano, héroe nacional después de la destrucción de Cartago en el 146 a.C. Sus primeras medidas estuvieron dirigidas a entrenar y devolver la cohesión y la disciplina al ejército. En octubre del 134 a.C. se encontraba frente a la ciudad; levantó siete campamentos para completar el cerco, protegidos por empalizadas y terraplenes   unidos por un muro. Fracasaron los intentos numantinos de romper el cerco y el hambre hizo estragos. Después de 15 meses de asedio Numancia es reducida a cenizas.

Esto terminó con la guerra, pero no con los levantamientos que fueron constantes entre el 144 y el 93 a.C. La falta de tierra y la penuria económica, agravada por la abusiva administración de Roma, estuvo en la raíz de las numerosas incursiones de celtíberos y lusitanos sobre las regiones ricas del sur y levante. Para el 82 a.C. se fecha el sometimiento de celtíberos y lusitanos.


Guerras civiles romanas. Aún sufrió la península las guerras civiles romanas. Del 83 al 77 a.C., Sertorio, pretor de la Citerior y partidario de Mario, será derrotado por Sila en los Pirineos. Derrotado se retira a Tanger; pero vuelve a Hispania y se hace dueño de la Citerior, declarándose independiente. Será asesinado por su lugarteniente, sobornado por Roma.

La guerra civil entre Cesar y Pompeyo (49-45 a. C.), se inicia cuando Cesar, pretor de la Ulterior, triunfa en Ilerda y se dirige a Roma. Vuelven los pompeyanos y Cesar los derrota en Montilla.

Las guerras cántabras. La guerras cántabras (29 a 19 a.C.) son el último conflicto de importancia con Roma. Estamos ya en la época imperial pues, desde el 30 a.C., Augusto ha adoptado la forma de Imperio.

Augusto viene a Hispania en persona en el año 27 a.C. para hacerse cargo de las operaciones. La expedición contra cántabros y astures fue un golpe de efecto destinado a consolidar el nuevo régimen, quería demostrar que podía conquistar para Roma nuevos territorios. Los Escipiones en el siglo II a.C., Pompeyo y el propio César habían fracasado en sus intentos para someterlos.

Los cántabros vivían en territorios pobres en recursos agrícolas, dedicados al pastoreo y realizaban periódicos saqueos de las tierras de la meseta norte, lo cual quizás explique que sus principales asentamientos (monte Cilda, Amaya...) tuvieran su emplazamiento en la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica. Además, molestaban la adecuada explotación de los recursos mineros (estaño y oro fundamentalmente) de la zona de Galicia y León. Las previsiones económicas parece que se comenzaron a producir 20.000 libras anuales.


Los efectivos romanos cifrados en 6 o 7 legiones, podían oscilar alrededor de los 35.000 hombres. Los cántabros aislados en puntos elevados y cercados por el hambre perecieron casi todos. La guerra ante un enemigo que combatía en guerrillas y en un terreno donde las legiones no podían desplegar resultó más larga y dura de lo previsto inicialmente. Enfermo Augusto, abandonó, dejando a Antistio el mando de las tropas. Fue él quien terminó la campaña (26 a 25 a.C.). La resistencia final de los astures tuvo lugar en el monte Mendulio, en el Bierzo, y como siempre se produjo su cerco y un suicidio colectivo, preferible a la perspectiva de caer prisioneros.

En el 24 a.C. se reprodujeron nuevos levantamientos, cesando definitivamente en el 19 a.C., pero pese a la victoria, la penetración romana en la región fue escasa. Desde la primera campaña hasta fines del Imperio las tropas romanas residieron sin interrupción en Hispania. Después de las guerras contra cántabros y astures, Augusto había dejado tres legiones en Hispania: la IV Macedonica, para control de los cántabros, la VI Victix y la X Gemina para la defensa contra astures y galaicos. La IV estaba acantonada próxima a Reinosa y a Sasamón. Las otras dos estaban próximas a Astorga (Asturica Augusta). A ellas estaba adscrita la cohorte IV Gallorum, cuerpo auxiliar estacionado en Rosinos, valle del Vidriales.

Con Calígula (37-41) la IV Macedonica sale de Hispania destinada a proteger la frontera del Rin, y bajo Nerón, salió la X Gemina. Cuando Galba aspira a suceder a Nerón, en el 68, cuenta con el apoyo de la única legión que quedaba en Hispania, viéndose obligado a reclutar otra, la VII, que después se convertirá en VII Gemina, para poder enfrentarse a las tropas de Nerón. Durante la crisis del 68 salieron de Hispania todas las legiones quedando únicamente cinco cohortes y dos alae para vigilar a los pueblos del norte.

En el 74 Vespasiano envía a Hispania la VII Gemina que acampa definitivamente en el lugar del actual León. Hasta la reorganización de Diocleciano, en el s. III, la Legión VII fue la responsable de la defensa de toda la península. Aunque el grueso estuvo en León había pequeñas unidades destinadas en campamentos. Su emplazamiento, próximo a las explotaciones mineras del noroeste, nos evidencia que la defensa del extenso distrito minero y de la salida de sus productos fue una de sus misiones más importantes.
Organización de la Legión Romana


Organización de las Legiones

En el origen de los ejércitos romanos están los propietarios de las tierras, que son llamados a combatir cuando es necesario. Se adopta la falange macedónica con 3.000 hombres y 300 jinetes.
Hacia el 578 a.C. Servio Tulio reforma el ejército en profundidad, creando las legiones de 3.000 hombres, armados como los hoplitas, infantería pesada (6 filas de 500 hombres) y 1.200 vélites, infantería ligera.

Marco en el 361 a.C. introduce la Legión "Manipular", aparecen tres tipos de combatientes: Los hastati o hastiarios, en primera línea, eran soldados bisoños formados en manípulos de 120 hombres (12x10). Los príncipes, en segunda línea, eran soldados más curtidos formados en manípulos de 120 hombres (12x10). Los triarios, en tercera línea, eran soldados veteranos de gran fortaleza, agrupados en manípulos de 60 hombres (12x5). A estos 3.000 hombres se unían 1.200 vélites, que eran la infantería ligera y los más jóvenes. Se organizaban en Cohortes compuestas cada una de tres manípulos, uno de cada clase (300 hombres), una unidad de vélites (120) y un escuadrón de caballería o turmae (30).

Equipo del Legionario
El armamento depende de la función; los vélites llevan espada, lanza arrojadiza, y escudo (parma); los hastiarios y príncipes lo mismo más dos jabalinas (pilum), yelmo, armadura metálica de pecho (pectorale) o coraza (lorica); los triarios igual que los hastiarios pero en lugar de jabalinas llevan lanza larga (hastae). La caballería llevaba espada, lanza, escudo, yelmo y coraza. Formaba a los flancos o retaguardia de los triarios en cuatro filas, se constituían para cada legión diez "turmas" de treinta jinetes y dos oficiales.

El combate se iniciaba por vélites que hostigaban al enemigo, se embebían en el despliegue y los hastiarios que lanzaban sus venablos y combatían después cuerpo a cuerpo. Se retiraban entre los príncipes y entraban estos en combate, lo mismo hacían los triarios, reiterando esfuerzos en intensidad.

Mario, introduce la Cohorte de 600 hombres en el año 107 a.C., desaparecen las diferencias de los componentes, todos portan el mismo armamento. La Legión se compone de 10  cohortes, que a su vez se divide en 6 centurias de 100 h. Forman en dos líneas de 5 cohortes cada una. Disminuye la impedimenta de las legiones, obligando a transportarlo a los legionarios ("mulas  de Mario").

César, en 67 a.C., continúa con la Cohorte pero formando la Legión en tres filas, la última es la reserva. Augusto modificará el armamento y vestuario mejorándolo.

En castramentación los romanos fueron unos maestros. Realizaban siempre el mismo trazado de campamento, con lo que las unidades sabían exactamente donde colocarse. Los campamentos tenían calles, foso, cuatro entradas, terraplén y empalizada. Cada ocho soldados llevaban el equipo para montar una tienda y disponían de una mula para transporte.
Disposición  y principales partes de un Campamento Romano