lunes, 9 de enero de 2023

Los Mosqueteros del Rey de Francia

Todos hemos oído hablar de los famosos mosqueteros gracias a la obra de Alejandro Dumas, «Los Tres Mosqueteros», pero a parte de la ficción novelesca, los mosqueteros fueron en Francia más que una Unidad de Guardias al uso, fueron la unidad militar más famosa del ejército francés del Antiguo Régimen alcanzo su máximo esplendor durante el reinado de Luis XIV, el Rey Sol.

El origen

El origen de los mosqueteros se basa en un regimiento que el rey de Francia Enrique IV, el cual estaba dotado de carabinas. Este primitivo hecho fraguó en su hijo, Luis XIII, idease la creación, no de un regimiento, sino de una compañía que fue dotada del armamento más moderno: «el mosquete».

Esta compañía, fundada en el año 1622, estuvo dotada de 103 efectivos, 100 soldados y 3 oficiales, que combinaban formaciones de infantería y caballería. Su nombre francés era “Garde Mousquetaires” o “Mosqueteros de la Guardia”, ya que era una unidad militar Real.

Cardenal Richelieu

Pocos años después, una segunda compañía fue creada por el Cardenal Richelieu, primer ministro de Francia. Richelieu, para evitar suspicacias por parte del rey y de que este no sospechara que había creado una Guardia paralela a la suya, tomó sus precauciones disminuyendo el prestigio militar de esta compañía, no integrándola en la “Casa Militar del Rey de Francia” a la que pertenecían todas las unidades militares reales incluida la compañía de los Mosqueteros Reales. Esta situación provocó el recelo entre los componentes de la compañía de Richelieu y la compañía de Mosqueteros, ya que se les mostraba como inferiores.

El Cuerpo de Mosqueteros

Este Cuerpo no tenía en un principio el prestigio que tendría más adelante. Los nuevos reclutas, como unidad de segunda rama que era, eran los segundones de la nobleza francesa porque los de primer rango militaron en los “Cuerpo du Garde” y “Suisses Gardes”, cuerpos con más prestigio, aunque como Unidad Real que era no admitía personal que no fuera del estamento nobiliario.

Para estos nobles, de segundo rango, era muy interesante pertenecer al Cuerpo de Mosqueteros, puesto que podían así alcanzar fama y fortuna en este afamado cuerpo. Pronto sus componentes se ganaron una reconocida reputación dentro de los cuerpos reales por su «espíritu de cuerpo», su profesionalidad y su eficacia en combate, convirtiéndose en una unidad de élite en la batalla.

El buen hacer de sus miembros les hizo ganarse el favor real y obtener una gran popularidad entre la Corte Francesa y el pueblo parisino. Recibieron el honor de vigilar el palacio real por el perímetro exterior y de acompañar al rey en sus viajes. Su función militar era la protección del rey de Francia, pero únicamente cuando el rey salía de viaje o en campaña militar.

Los reclutas, al ingresar en el Cuerpo, recibían un intenso entrenamiento, convirtiéndose en una fuerza de combate muy fiable y potente. Eran capaces de luchar a pie, como infantería, y dispar a larga distancia con mosquete y posteriormente fusil, o a corta distancia con una pistola, en ambos casos su puntería era sin par. También fueron adiestrados para luchar cuerpo a cuerpo con el enemigo con espada y con una daga especial llamada «Main‑gauche», que servía para parar y detener golpes de espada. También eran jinetes expertos y podían disparar y combatir a caballo con gran habilidad, para lo que recibieron un esmerado entrenamiento similar a las unidades de caballería de dragones. Llegaron a ser la crème de la créme entre las fuerzas del ejército francés.

Le Tellier
François Michel Le Tellier, ministro de la guerra, reorganizó y modernizó el ejército francés permitiendo el ascenso a la jerarquía militar en función de los méritos y no solo por familia. Con respecto a los Mosqueteros del Rey todos los nuevos reclutas, aparte de ser nobles o caballeros, tendrían que haber servido en un regimiento al menos seis meses y haberse distinguido en él o evitar este requisito teniendo en la Corte del Rey, alguien de alto rango que apoyase directamente su causa o aspiración a entrar en los mosqueteros. Para ser nombrado oficial de los mosqueteros había que haber pertenecido al Cuerpo durante un número determinado de años y hacerse acreedor a tal ascenso.

A la muerte del Cardenal Richelieu en 1642, la segunda compañía pasó a depender del nuevo primer ministro, el cardenal Mazzarino, quien en 1646 la disolvió debido a los problemas de disciplina que ocasionaban continuamente. En 1657 volvió a crearla como Guardia personal suya con unos efectivos de 150 hombres. A la muerte del cardenal Mazzarino, la segunda compañía de mosqueteros pasó al servicio del rey, aunque sin integrarse con los mosqueteros reales (primera compañía), manteniéndose como segunda compañía.

Cardenal Mazarino

En 1663 ambas compañías contaban con unos efectivos de 300 hombres. En 1664 ambas compañías fueron reorganizadas: la primera compañía tomó el nombre de «mosqueteros grises» por el color de sus caballos, mientras que la segunda compañía fue llamada como «mosqueteros negros» por el color negro de los suyos. En 1665 el rey de Francia se adjudicó el rango de «Capitán de los Mosqueteros», máxima autoridad del Cuerpo. En 1668 sus efectivos se redujeron a 250 hombres en cada compañía después de la conquista del Franco Condado en la campaña de la “Guerra de Devolución”.

Tal era su prestigio y fama y, además de gozar del favor del rey, que el Cuerpo de Mosqueteros se convirtió en una suerte de “Academia de Oficiales” para los jóvenes de la nobleza, en el que los cadetes prestaban tres años de servicio en el Cuerpo y posteriormente recibían del rey una comisión como oficiales con rango de capitán en su carrera militar en el ejército francés. El inconveniente era el pequeño tamaño de la Unidad, dos compañías, que hacía que el número de plazas disponibles fuera muy limitado respecto al gran número de aspirantes.


Aparte del trasiego de jóvenes oficiales que usaron el Cuerpo como trampolín en su carrera militar, también permanecieron en él un núcleo de “veteranos” que aguantó muchos años aportando su veteranía y ascendiendo según marcaba el escalafón militar. El permanecer en las compañías de mosqueteros perjudicaba sus carreras militares, ya que las posibilidades de ascenso en el ejército regular eran infinitamente más grandes.

Los veteranos acumulaban antigüedad y recibían ascensos cuando era posible, pero el rey se acordaba de ellos: los 52 mosqueteros más antiguos, recibían una más que generosa pensión por parte de Luis XIV, la cual se valoraba en 250 libras anuales. Todo esto, en compensación por su lealtad y por haber sacrificado su carrera militar en el cuerpo de los mosqueteros del rey, renunciando a una provechosa carrera militar en el ejército regular. Es más que posible que muchos veteranos sintieran un inmenso orgullo y satisfacción el pertenecer al Cuerpo de los Mosqueteros del Rey, la unidad militar de más prestigio, siendo incondicionales al rey.

D'Artagnan
En 1667 el Cuerpo de los Mosqueteros del Rey recibía un nuevo jefe como Capitán de la Unidad, –la máxima autoridad de la unidad militar por detrás del rey–, este hombre se llamaba Charles de Batz-Castelmore d’Artagnan, mundialmente conocido por el famoso D’Artagnan de las novelas de Alejandro Dumas. El 25 de junio de 1673 D’Artagnan perdió la vida, tras recibir un disparo en el que una bala de mosquete le desgarró la garganta, durante el asedio francés a la ciudad de Maastrich en la Guerra Franco‑Holandesa. La muerte del mosquetero afectó profundamente a Luis XIV, quien decidió apadrinar a los hijos de su fiel servidor y del que dijo públicamente: «D'Artagnan y la Gloria tienen el mismo ataúd».

En 1776, los mosqueteros fueron disueltos por Luis XVI por razones presupuestarias. Reformados en 1789, fueron disueltos nuevamente poco después. Se reformaron de nuevo el 6 de julio de 1814 y definitivamente se disolvieron el 1 de enero de 1816.

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