sábado, 26 de marzo de 2011

Caballo Loco

Caballo Loco (1849-1877), Tasunka witko en lengua sioux, fue el jefe guerrero de los sioux oglala dotado de una asombrosa capacidad táctica y una destreza y pericia en el combate inigualable entre sus contemporáneos.

Plantó cara al ejército de los Estados Unidos y a los colonos que decidieron instalarse en la grandes llanuras centrales, ya que esta incursión amenazaba su territorio. Formo, junto a Nube Roja y Toro Sentado, una alianza con otros pueblos indios para combatir a los invasores blancos, derrotando duramente a los soldados en la masacre de Fetterman (1866). La presión de los colonos y la posición de fuerza de los indios llevó al gobierno estadounidense a firmar en 1868 el Tratado del Fuerte Laramie por el que se asignaba terrenos autónomos a cheyennes y lakotas dentro de la Gran Reserva y que Caballo Loco no aceptó abandonando, con su pueblo, el territorio asignado a los sioux por el gobierno.

"... Uno no vende la tierra por la cual camina su pueblo...". Caballo Loco

El Gobierno emprendió una campaña militar contra las tribus indias en 1876. Fue uno de los jefes indios que participó en la famosa batalla de «Little Big Horn» (el 25 de junio de 1876), donde fue exterminado en 7º de Caballería y donde moriría el famoso general Custer. Acosado por el Gobierno, se rindió el 5 de mayo de 1877, junto a 800 de sus seguidores, en Fuerte Robinson (Nebraska).

Caballo Loco permaneció en el Fuerte, y su presencia ocasionó inquietud entre los indios y sospecha entre los blancos. Permaneció distante de estos últimos, rehusando una invitación del Presidente Rutherford Hayes. Haciendo caso a rumores infundados de que Caballo Loco planeaba una rebelión, el general Crook ordenó su arresto aprovechando que había abandonado el fuerte para llevar a su esposa enferma junto a sus padres. Cuando regresó al Fuerte el 5 de septiembre de 1877, se resistió a ser arrestado y mientras se intentaba controlar situación, un soldado le atravesó con su bayoneta, muriendo esa misma noche.

"Sus padres trajeron su cadáver y lo pusieron en una caja. Vi a los dos ancianos yendo solos con el cadáver de su hijo. Nadie los siguió. Se fueron solos y aún los veo marchar. Jamás describieron el sitio al que llevaron el cuerpo de su hijo. Nadie sabe hoy dónde reposa. No importa dónde repose su cuerpo, pues es hierba; pero será bueno estar donde su espíritu se halle". Coronel Miles

Su nombre fue "En las tierras salvajes" un término que significaba que era uno con la naturaleza. A los 12 años mató a su primer bisonte, a los 16 había matado al primer guerrero enemigo y con 24 años se convirtió en el jefe de los sioux oglala. Sus ropas estaban adornadas con 240 mechones de pelo y cada uno de ellos simbolizaba una acción valerosa. Según cuentas las tradiciones orales sioux, Caballo Loco tenía visiones premonitorias.

"...Todo el mundo le amaba. Sus ojos atravesaban las cosas. Cuando el pueblo se dolía de hambre, dejaba de comer. Era un gran hombre. No pudieron matarle en el campo de batalla. No tenía más que unos treinta años cuando murió". Alce Negro

Foto: Caballo Loco.

domingo, 6 de marzo de 2011

Las mentiras del nacionalismo catalán (II)

Otro mito de los grandes es el de la Sardana, el baile "nacional" de Cataluña que según el nacionalismo es una danza de raíces helénicas y está vincula al antiguo folclore catalán. Pues nada más lejos de la realidad, lo de la "sardana" es un mito y de los "gordos", ni tiene origen helénico, ni es folclore y no es ninguna tradición catalana.

Pues resulta que según el catalanismo, la sardana es el baile nacional de Cataluña y su creador, un tal Pep Ventura, músico de Figueras, es un mito nacionalista. Lo que está demostrado es que todo esto es un montaje y la biografía del susodicho Ventura está reescrita. Su biografía es la siguiente:

El músico inventor de la sardana se llamaba José María Ventura Casas, natural de Alcalá la Real, provincia de Jaén, nacido el 2 de febrero de 1817. Su padre, Benet Ventura, ampurdanés, era cabo primero del Ejército, y se encontraba destinado en Andalucía en misiones de represión del bandolerismo, tras la Guerra de la Independencia Española. En 1819,la familia se traslada a Rosas, al ser destinado a esa localidad su padre. Muerta su madre de tuberculosis, cuando tiene 6 años y mientras su padre es destinado a Tarragona, José se queda a vivir con su abuelo, sargento en la Compañía de Rosas. A la edad de 13 años se traslada a vivir con su padre a Figueras, cuando éste deja la vida militar. A los 15 trabaja como aprendiz de sastre en el taller de Joan Llandrich quien además de sastre es también militar y director de la Cobla de Figueres, con cuya hija María se casaría en 1837. Mientras tanto también ha aprendido a tocar diversos instrumentos y solfeo ejerciendo en la cobla, primero de músico y después, en 1848 como director.

Se le considera el «padre de la sardana» por la profunda transformación que imprimió a estas composiciones, basada en la inclusión de nuevos instrumentos, especialmente la tenora desde 1840 y su disposición en la cobla, que imitarán otras formaciones musicales de este tipo.

Su actuación ante la reina Isabel II de España en el Monasterio de Montserrat junto a otros artistas de la Renaixença le consagran como una figura en el mundo cultural catalán.

Enviuda en 1864 y en honor de su esposa María compone la sardana "Per tu ploro" (Por ti lloro) que se estrenará en Cabanes, en la provincia de Gerona en 1875 unos meses antes de su muerte.

Para Josep Playà Maset, el catalanismo convierte la sardana en el baile “nacional” de Cataluña y al músico Pep Ventura en un mito, reinventando su biografía y proscribiendo algunas sardanas inspiradas en zarzuelas y óperas de moda, proscritas sólo porque no encajaban en el discurso más purista del catalanismo”.

La exposición: “Pep Ventura antes del mito: cuando la sardana era un baile de moda” (2009), de Anna Costal, rompe con este discurso tradicional. Recupera la música de Ventura sin áureas míticas ni legendarias: partituras musicales como la “Sardana de la Sonàbula” que recoge fragmentos de una ópera de Bellini estrenada en Figueres el año 1866, y también de otras inspiradas en zarzuelas, como por ejemplo “La cançó del 6 d´octubre”. Se presenta a Pep Ventura en el contexto de su época y, a ras de su biografía, superando la idealización a la que había sido sometido.

Stanley Brandes considera que la sardana no puede entrar en la clasificación de folclore, ya qué los bailes folclóricos “se aprenden y se transmiten de modo informal, no a través de clases organizadas, no gratuitas, patrocinadas, como sucede con la sardana. Así mismo, las danzas folclóricas experimentan una evolución indudable, a pesar de ser imperceptible... En cambio, la sardana ha quedado fosilizada desde hace un siglo en diversas variantes de una secuencia invariable, idealmente perfecta de movimientos. Ciertamente, este tipos de estandarización no es característico de ningún tipos de folclore, ni tan solo del baile”.

Podemos resumir diciendo que La sardana es un invento de mediados de siglo XIX, no tiene orígenes más lejanos. El nacionalismo de derechas del momento busca la creación e institucionalización de nuevos mitos y nuevas tradiciones para una Cataluña moderna y soberana. Se justifica así la invención de una «sardana tradicional», un baile y una música de moda en aquel momento, con vínculos con la zarzuela y la opereta italiana, que se somete a un proceso de mitificación por razones políticas e ideológicas e inventándose unas raíces que se remontan a la antigua Grecia.

Al mismo tiempo, se fue forjando el mito de Pep Ventura mediante la idealización histórica, literaria y musical, se tergiversa conscientemente su imagen, y se llega a proscribir buena parte, la mayoría, de su obra musical por "poco catalanista".

Como vemos es origen de la Sardana es otro mito que es interesante conocer, las tradiciones inventadas e impuestas a frotamiento duro no terminan de cuajar del todo en el conjunto de la población, a excepción de sus impulsores, y hoy en día hay muchas voces en contra de que la sardana sea considerada el baile nacional catalán cuando hay otros bailes y cantos con mayor tradición y arraigo.

Foto: Monumento de a La Sardana del escultor Josep Cañas. Montjuich. Barcelona