Caballero templario |
Los caballeros de la Orden de Temple siempre han estado rodeados
de leyendas aunque no siempre ajustadas a la realidad y que han difuminado la
historia real de una Orden Militar que tuvo un gran poder en la Europa Medieval
que luchaba contra el Islam.
En el año 2009 se cumplieron 700 años de la caída del
Castillo de Monzón, último reducto templario de la Corona de Aragón, y su
historia, rodeada de misterio, sigue atrayendo a muchísima gente.
La Orden del Temple se fundó en el año 1118 para proteger a
los peregrinos en Tierra Santa. Nueve fueron los primeros caballeros templarios
que se denominaron “Pobres caballeros de Cristo” y que forjaron el espíritu
religioso, austero y caballeresco que de los definiría durante los dos siglos
de su existencia.
Sobre estos comienzos poco se sabe, lo que ha motivado su
imagen legendaria, y casi desde entonces se les ha relacionado como como los
custodios del Santo Grial que habían encontrado entre las ruinas del templo de
Salomón en Jerusalén. El Grial, la copa en la que bebió Jesucristo en la última
cena, les daría fama, riqueza y poder lo que ayudaría a su fulgurante expansión
por toda Europa.
Equipo de un templario |
Pero no fue el Santo Grial quien les dio poder, quien de
verdad se lo dio fue el testamento del rey aragonés Alfonso I, el Batallador,
quien, al morir sin descendencia, dejó todas las tierras del reino a las
Órdenes Militares: Templarios, Hospitalarios y Santo Sepulcro de Jerusalén.
Aunque el reino finalmente pasó a manos de su hermano Ramiro II, el Monje, los
templarios recibieron a cambio tierras y adquirieron un gran protagonismo siendo
un pilar importante en la lucha contra el Islam y participando tanto en las
cruzadas como en la Reconquista española como financiando campañas militares.
En agradecimiento, los reyes aragoneses entregaban a los
templarios tierras, quienes rápidamente se extendieron por todo el reino. La
primera “encomienda” que recibieron fue la de Novillas. Con las tierras
obtenían grandes cantidades de dinero que prestaban a monarcas y caballeros que
querían participar en las cruzadas, lo que les proporcionó tal grado de poder
que pronto serían considerados como una amenaza para los nobles europeos.
Localizaciones templarios en la Corona de Aragón |
En 1213 los
templarios se niegan a ayudar al rey Pedro II de Aragón en su lucha contra los
cruzados que arrasaban el midi francés. La Orden muestra su fuerza al mantener
su obediencia al Papa frente a los intereses del monarca aragonés. En 1285
Pedro III conquista Sicilia con la ayuda templaria.
Sello de los Templarios |
La caída de los templarios se produce a raíz de la crisis
económica que sufre Francia y su rey Felipe IV tenía grandes deudas con el
Temple y consigue en 1307 que el Papa disuelva la Orden acusándola de herejía.
Unos 20000 templarios fueron asesinados en Francia en una sola noche. Fueron
terriblemente torturados y al final el rey francés consiguió que el Papa Clemente
V aboliese la Orden definitivamente en 1312.
Por su parte, el rey aragonés Jaime II se opone a la
decisión papal aunque al final, en 1308, tiene que ceder a la presión papal y
entregar a los últimos templarios que resistían heroicamente en Cantavieja,
Castellote y Monzón. Cuando los caballeros del rey Jaime fueron a presarlos
contestaron que “antes de ser infamados como herejes, moriremos en nuestros
castillos como santos cristianos”. La primera fortaleza en caer fue Cantavieja,
a continuación Castellote y por último Monzón que fue el último reducto
templario en Aragón.
En Monzón, la población los defendía y les suministraba
víveres por los pasadizos del castillo. Cuando fueron asediados por las tropas
del rey, había dentro del castillo 40 templarios y 12 lugareños que se
defendieron ferozmente hasta que capitularon el 24 de mayo de 1309. El apoyo
popular y su cercanía al rey les permitieron, en el Concilio de Tarragona de 1312,
ser absueltos y no ser quemados en la hoguera, pero ya no se volvería a empuñar
el escudo con la cruz roja. La Orden había llegado a su final.
El último templario de la Corona de Aragón del que se tiene
constancia documental fue Berenguer Descoll, que pertenecía a la encomienda de
El Mas Deu y fue el más longevo de los que sobrevivieron al proceso y al
juicio. Se sabe que terminó sus días en la encomienda de Amposta. Hay datos
documentales sobre él hasta 1344.
Falsas acusaciones han acompañado siempre a los templarios
lo que les ha dado siempre ese halo misterioso que tanto atrae a la gente.