La Orden de Calatrava fue fundada por San Raimundo en 1164. Es la
primera Orden Militar española. Nació con el nombre de San Julián de Pereiro.
La Orden del Temple se retiró de la villa de Calatrava incapaz de resistir el
empuje almohade, San Raimundo se hizo cargo de ella y fundó la citada Orden.
Posteriormente le cambió el nombre por el de Calatrava. Su misión era proteger
las rutas entre Andalucía y Toledo de los Almohades. Dependía su regla de la
del Císter, cuyos provinciales tenían derecho de inspección y visita, con el
tiempo este sería solo nominal. Su participación en la conquista de Andalucía
le valió numerosas propiedades (Martos, Cabra, Priego, Osuna), lo que le hizo
pieza codiciada de la nobleza.
La Orden de Santiago fue creada por el Rey Fernando II de León en
1170, con la finalidad de defender la ciudad de Cáceres y ayudar al monarca en
las campañas de Extremadura. En 1171 se transformaron en caballeros del
Apóstol. En 1184 contaba con propiedades en todos los reinos peninsulares y en
Italia, Francia y Tierra Santa. Unió a su carácter militar el hospitalario, albergaba a
los peregrinos de Santiago; así mismo destacó en el rescate de cautivos. Su
participación en la Reconquista fue muy activa en los siglos XII, XIII y XIV en
todas las fronteras. La disminución de la actividad bélica le llevó a una
intensa participación política en los siglos XIV y XV, participando en las luchas de
sucesión dinástica en Castilla y de los nobles con el Rey. Su última acción
bélica fue en la toma de Granada. Su poder económico y político siguió hasta el
s. XIX, en la actualidad se mantiene en dos conventos de comendadores en Madrid
y Toledo, así como algunos caballeros.
La Orden de Alcántara inicia su andadura en 1176, dependiendo de
la de Calatrava. Participará activamente en la lucha contra los musulmanes. En
1218 su patrimonio, escindido de la Orden de Calatrava, se concentra
fundamentalmente en Extremadura (Alcántara y La Serena). En 1504 se convirtió
en una institución honorífica hasta su desaparición en 1873.
La Orden de Santa María de Montesa fue fundada en 1317 por Jaime
II de Aragón. Filial de la Orden de Calatrava e inspirada en la regla del
Císter, vino a llenar el vacío dejado por la Orden del Temple disuelta en 1312,
haciéndose cargo de sus propiedades y privilegios. Tuvo su sede en el castillo
de la villa de Montesa. Para ingresar en ella era necesario probar la condición
nobiliaria. Sus señoríos se dividían en bailías y encomiendas extendiéndose
por Aragón y el Levante.
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