Juan I de Castilla anuló el matrimonio de Fadrique de Benavente con la
heredera portuguesa, Beatriz, hija de Fernando I y de Leonor Tello de Meneses,
de para ofrecerse él mismo como rey consorte. Este gesto le condujo a una
guerra con Portugal que, ayudado por los ingleses, marca un antes y un después
en la historia portuguesa. Portugal derrotó a los castellanos en Aljubarrota
después de que los artesanos y mercaderes de Lisboa y Oporto se impusieran a
los nobles y eligieran como rey al maestre de Avís.
El matrimonio de Juan I con Beatriz de Portugal, en principio, respeta
la independencia portuguesa al mantener los reinos separados y gobernar
Enrique, el primogénito del monarca en Castilla y los hijos de Beatriz en
Portugal. Pero los efectos fueron los contrarios a los buscados. Y los nobles
disidentes se pasaron al partido de los burgueses del Maestre de Avís que
pronto solicitó la ayuda de Juan de Gante. Cuando muere Fernando I, los
lisboetas pidieron que se incluyeran ciudadanos en el Consejo, pero la reina
Leonor no se comprometió y los representantes de los concejos se sublevarán
dirigidos por el infante Juan, Maestre de Avís e hijo bastardo de Pedro de
Portugal.
Juan I entró en Portugal hallando una fuerte resistencia en las
ciudades comerciales, que no pudieron tomarse. Incluso comenzaron a ser
discutidos los derechos al trono de su mujer Beatriz. Éste hizo lo propio
llamando ilegítimos a los defensores del Maestre de Avís.
Las Cortes de Coímbra tienen un claro paralelismo con Caspe. Incluso
el maestro Joao das Regras es comparable con Vicente Ferrer. En Coímbra los
defensores del Maestre de Avís, que tenía todos los apoyos económicos,
militares y políticos, primaron sobre la ilegitimidad y la condición de clérigo
del Maestre. Las Cortes le eligieron rey.
Aljubarrota, 1385, fue una batalla trascendental tanto para la
Castilla de Juan I, en donde perdieron la vida numerosos nobles (López de Ayala
fue hecho prisionero) ya que el rey castellano tuvo que hacer frente a
compensaciones ante las Cortes (Consejo Real) como para Portugal que inició un
ascenso imparable en política exterior que la llevaría a la era de los
descubrimientos.
Foto:
Representación de la Batalla de Aljubarrota.
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