San Martín de Frómista |
La Iglesia de San Martín de Frómista es uno de los edificios
más significativos del románico europeo. Su sencillez de líneas, sus cuidadas
proporciones, la pulcritud arquitectónica del conjunto y el genial equilibrio
de verticales y horizontales hacen de este edificio un claro representante del
“arte aedificatoria” de la cultura románica.
El nombre de Frómista deriva de la antigua Frómesta o
Frumesta, que a su vez deriva de la palabra latina "frumentum" que
significa trigo, y que haría alusión a su condición de tierra de trigo o de
cereales.
Por aquí pasaron primeramente los vacceos, los romanos y los
visigodos, para finalmente ser arrasada por los musulmanes. Con el auge del
Camino de Santiago en el siglo XI, Frómista volvería al primer plano de la
historia.
San Martín y el mendigo (El Greco) |
El templo fue levantado en origen como un monasterio de
benedictinos fundado por la condesa de Castilla, Doña Mayor, esposa y viuda de
rey Sancho III de Navarra, según su testamento del año 1066, en el que lega
fondos para su edificación. De este cenobio sólo nos ha quedado la iglesia que
toma como referente el modelo jaqués y que, junto con Santiago de Compostela,
San Isidoro de León y Jaca representa la cumbre del arte románico español del S
I. Ha sido reposo espiritual de los peregrinos del Camino de Santiago.
La advocación de San Martín hace referencia a San Martín de
Tours, que fue obispo de esta ciudad francesa. Cesar Juliano Martin nació en el
316 en Hungría y fue soldado de los ejércitos imperiales romanos. Su
iconografía lo representa en un hecho harto conocido. Se dice que estando en la
ciudad de Amiens y montado a caballo, un pobre se le acercó pidiendo limosna,
como no llevaba ninguna moneda, partió su capa en dos y le entregó la mitad al
pobre, el pobre en cuestión era Jesús.
En el año 1118 pasó a depender del priorato benedictino de
San Zoilo, en Carrión de los Condes. Los monjes lo abandonaron poco después, en
el siglo XIII, y lo cedieron a Don Juan Gómez de Manzanedo. Tras cambiar de
mano en varias ocasiones durante la Edad Media, y tras su definitiva separación
del monasterio, la iglesia sufrió diversos añadidos durante el siglo XV: una
torre que serviría de campanario sobre el cimborrio original, y varias
dependencias que hicieron de sacristía. Tras estas últimas noticias medievales,
el templo sufre un progresivo deterioro, que lleva a que a finales del siglo
XIX sea declarado inadecuado para el culto. Tras su cierre, el deterioro se
acelera, con varios desprendimientos en la bóveda y las paredes.
Vista de la fachada y puerta lateral |
En Frómista nació en 1190 el dominico fray Pedro González
Telmo (San Telmo), patrón de los navegantes y de la villa donde tiene dedicada
una estatua y fue bautizado en la Iglesia de San Martín.
El deficiente estado de la edificación amenazaba ruina. La
labor de restauración del templo se inicia poco después de su declaración como
Monumento Nacional en 1894. Las labores de restauración quedan en manos del
arquitecto Manuel Aníbal Álvarez Amoroso, quien se propone devolver el templo a
su estado original, eliminando los añadidos posteriores. Los capiteles y
canecillos más deteriorados fueron trasladados al Museo Arqueológico de
Palencia, y sustituidos por reproducciones. Las tareas de reconstrucción
finalizan en 1904, fecha en la que definitivamente se reabre al público.
En la actualidad puede contemplarse, en el interior de la
propia iglesia, una maqueta que representa la situación de la iglesia en el
momento de acometer su restauración
La iglesia antes de su reforma (Plumilla de FJ Oña) |
Tanto al exterior como al interior, destaca su decoración
escultórica, de una gran calidad. Destacan por ello varios capiteles, de los 50
que posee el templo, como el que narra la fábula de la zorra y el cuervo; otro
con una escena de soldados; el de Adán y Eva en el Paraíso; u capitel inspirado
en el sarcófago romano de Husillos, donde aparecen figuras desnudas de
inspiración clásica; un capitel en el que se ha querido ver una escena de
matrimonio;… Mención especial merecen los 315 canecillos de diversa temática.
La iglesia presenta una simetría casi perfecta, solamente
las portadas laterales no están alineadas frente a frente entre sí. Consta de
tres naves, todas ellas con bóvedas de cañón y arcos fajones que transmiten el
peso a ocho pilares de planta cruciforme con semicolumnas adosadas. El peso del
edificio lo reciben los muros que son muy gruesos lo que hace que la existencia
de ventanas sea escasa y las que hay sean de pequeño tamaño.
Planta de San Martín de Frómista |
Nave central y ábside |
En la cabecera tiene tres ábsides circulares orientados al
este y semicirculares que se dividen en dos cuerpos horizontales separados por
unas impostas de ajedrezado. El cuerpo inferior carece de decoración mientras
que en el cuerpo superior se sitúan las abocinadas ventanas formadas por arcos
de medio punto. En el ábside central se encuentran tres ventanas separadas por
tres estilizadas columnas que recorren todo el muro hasta la cornisa. En los
ábsides laterales se encuentran dos ventanas en cada uno de ellos y una sola
columna de las mismas características las separa. Bajo el tejado de los tres
ábsides hay una gran colección de canecillos, elementos arquitectónicos que
representan una enseñanza moral a tener presente.
El crucero posee un cimborrio poligonal y la cúpula actual
no es la original, pues está totalmente reconstruida. Los capiteles de las
columnas son de gran belleza, con profusa decoración vegetal e iconográfica.
La iglesia dispone de tres portadas, todas simples pues solo
disponen de una imposta de ajedrezado y algún que otro adorno en forma de bola.
La portada situada en el norte tiene columnas con capiteles historiados en
bastante mal estado de difícil interpretación. La principal se sitúa a los pies
de la iglesia, al oeste, y las dos restantes se abren en las fachadas
laterales, una orientada al norte y la otra al sur. Todas disponen de un pequeño
guardapolvo en la parte superior que protegen la entrada. Sin embargo, la
entrada al templo se realiza por otra puerta distinta, la que hay en el brazo
sur del crucero, y que fue abierta como puerta de comunicación entre las
dependencias monacales y el interior de la iglesia.
Detalle de un capitel |
La fachada presenta una novedad que recuerda al estilo
alemán: dos torres circulares que flanquean la puerta de acceso y corresponden
con la época de construcción del edificio, no son añadidos posteriores. En su
interior conserva un Cristo Crucificado de extraordinario valor.
Algún autor denominó a esta iglesia con el nombre de San
Martín del Milagro, ya que según la tradición en ella ocurrió el siguiente
milagro: el 25 de noviembre de 1453, un habitante de la población fue condenado
por deudas y al no poder hacer frente al pago de las mismas fue excomulgado.
Cerca de la muerte, arrepentido, quiso comulgar, pero al ir el sacerdote a
darle la hostia consagrada, esta se quedó pegada a la patena. Una vez confesado
su pecado al sacerdote, y después que este le hubo perdonado, pudo separar la
hostia de la patena y darle la comunión. Hasta el momento de la reconstrucción
de la iglesia un relicario con la patena y la hostia pegada se guardaba en el
Altar Mayor de la iglesia, después desapareció. Milagro o no es lo que se
cuenta.
Su carácter de monumento paradigmático del románico pleno y
su emplazamiento en la ruta jacobea, hace que reciba numerosos visitantes de la
más variada procedencia geográfica que se complacen en la contemplación de este
monumento fundamental del arte románico que fue levantado a finales del siglo
XI.
San Martín de Frómista en pleno Camino de Santiago |
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