Alfonso II |
La primera vez que la expresión Corona de Aragón aparece en
los textos es a finales del siglo XV para referirse al conjunto de reinos,
condados y señoríos gobernados por el rey de Aragón, cuyo apellido es el nombre
de su reino originario. Territorios que mantuvieron su personalidad jurídica,
cultural y territorial hasta el siglo XVIII y cuyo primer rey y soberano común
fue Alfonso II, llamado el Casto o el Trovador, hijo y heredero de Petronila de
Aragón y del conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV.
Todos los territorios que la componían estaban unidos,
además de dinásticamente, por una política común a la que se fueron uniendo
nuevos territorios ya sea por conquista, por adscripción o por vasallaje. Este
equilibrio, que desde 1319 Jaime II declara la indisolubilidad de la unión
forjada en 1137: «Que la unidad de los citados reinos y condados permanezca
siempre estable e indivisa». Al morir Ramón Berenguer en 1162, su hijo y heredero Alfonso
II se convierte en conde de Barcelona y en 1164, tras la donación formal de la
reina Petronila del reino a su hijo, asume la soberanía de la Corona de Aragón.
Alfonso II, nacido en 1157, era en ese momento un niño de 7
años por lo que se hizo necesario una tutela poderosa, capaz de velar por la
educación del rey y por los intereses del reino. El designado como tutor del
joven rey fue Enrique II de Inglaterra, casado con Leonor de Aquitania, prima
de la reina Petronila. Alfonso y sus hermanos se criaron en la corte de Barcelona,
rodeado por un consejo de regencia formado por nobles, obispos y representantes
de las ciudades.
En 1167 y pese a su juventud, Alfonso realiza su primera
campaña con la conquista de Niza, que había reclamado el territorio a la muerte
del conde de Provenza, Berenguer III. Se enfrentó al conde de Tolosa, Ramón V,
y consolidó su pode sobre el condado y los territorios adyacentes como Foix,
Bearne, Bigorra, Berciers o Carcasona, extendiendo así la Corona por los
territorios del midi francés.
La Corona de Aragón a la muerte de Alfonso II |
Su principal preocupación pasa a ser la consolidación de la frontera sur y
controlar los accesos al valle del Ebro. Para ello fija tres rutas:
Castellón-Morella-Alcañiz; Peñíscola-Ulldecona-Tortosa; y
Sagunto-Teruel-Daroca.
En 1168-69 toma Valderrobres, Gandesa, Horta de San Juan y
Ulldecona, alcanzando el Mediterráneo. En 1170 funda Teruel y colabora con
Castilla en el asedio de Cuenca. Con la conquista de Teruel culmina la
formación del Aragón histórico, a excepción del señorío de Albarracín en manos
del noble navarro Pedro Ruiz de Azagra.
Firma de Alfonso II |
Con la toma de Valencia por los almohades se crea un
potencial peligro que el rey resuelve mediante creación de una marca de
seguridad realizando conquistas selectivas y afianzándolas mediante
repoblaciones. Estas labores de repoblación y defensa fueron encomendadas a las
Órdenes Militares, principalmente templarios, hospitalarios y calatravos
quienes realizaron una importante labor al rey al tiempo que reforzaban su
poder e influencia.
En 1172 Alfonso recibe por vía testamentaria el condado del
Rosellón, al morir sin sucesión el conde Gerardo II por ser feudatario del rey
aragonés. En 1192 haría lo mismo la condesa de Pallars, Dulce de So.
En enero de 1174, Alfonso contrae matrimonio con Sancha de
Castilla y es armado caballero. A partir de este momento asume plenamente la
Corona. Mantiene las campañas para reforzar las fronteras y potencia el otorgue de fueros a las tierras
de «extremadura» —zonas de frontera conquistadas—.
Miniatura del Libro Mayor de los Feudos. Alfonso II recibiendo homenaje de sus vasallos |
En la España cristiana las tensiones entre los reyes
cristianos eran notables, como las que mantenía Alfonso con el rey de Navarra
por las fronteras entre ambos reinos, que el papa Celestino III los convocó a
todos en Santiago en 1195 para lograr un entendimiento para hacer frente al
poder almohade. Esto tendrá su fruto en 1212 cuando los reyes cristianos
presente frente común en las Navas de Tolosa.
Un importante tratado firmado por Alfonso II fue el Cazola
(Soria), el 20 de marzo de 1179, con Alfonso VIII de Castilla, mediante el cual
ambos monarcas acordaron los límites de su expansión territorial en la España
musulmana, siendo para Castilla los territorios al sur de la línea Calpe-Biar y
para Aragón la zona de Jativa, Valencia y Murcia, aislando del reparto al rey
de Navarra. Este pacto duró hasta 1244 cuando se negoció la incorporación de
Murcia a Castilla.
Alfonso realizó una gran labor legislativa, otorgando fueros
para atraer población a las ciudades conquistadas o de nueva fundación. Encargó
al jurista Ramón de Caldes la confección de la compilación de juramentos y
convenios —Liber Feudorum Maior— que
permitía al rey saber con exactitud cuál
era la relación que le ligaba con las distintas casas nobles del reino.
Sepulcro de Alfonso II en el Monasterio de Poblet |
Conocedor de la complejidad administrativa de la Corona,
trató de ampliar su autoridad al distribuir el poder entre distintos estamentos
sociales, así incluyó a los representantes ciudadanos en la curia regia y les
dio mayor poder en la administración de las ciudades; convirtió a las Órdenes
Militares en fieles aliados políticos dándoles amplios dominios a cambio de su defensa
del territorio conquistado; creo la figura del representante del rey —Veguer— con amplios poderes en cada una
de las partes en que se dividió el territorio para su administración —veguerías—. Creó una Corona de Aragón
bien organizada internamente y fuerte en el ámbito internacional gracias a sus
amplios dominios y a la solidez de su autoridad real. A su muerte esta labor la
continuará su hijo Pedro II.
Sala Capitular del Monasterio de Poblet. Desde Alfonso II el Monasterio se convirtió en el panteón de los reyes de la Corona de Aragón |
Alfonso II murió en abril de 1196 a los treinta y nueve años
y fue enterrado en el Monasterio de Poblet.
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