Pedro II de Aragón |
Alfonso II murió en 1196 con treinta y nueve años. Le sucedió
su hijo Pedro II que contaba con 17 años y quedó bajo la tutela de su madre
doña Sancha hasta que cumpliese los veinte años, según había expresado su padre
en el testamento.
Firma de Pedro II |
Pedro heredó el reino de Aragón, el Condado de Barcelona y
todas las tierras del Mediodía francés desde Béziers hasta Aspe; su hermano
Alfonso heredó Provenza, Milán, Gévaudán y Rouergue. Ambos hermanos mantendrán
siempre buenas relaciones, tanto personales como políticas, no así con su madre
con quien se enfrentaría en varias ocasiones por cuestiones de los castillos de
frontera, aunque apartaron diferencias mediante los tratados de Ariza (1200) y
Daroca (1201).
Pedro II, desde finales de 1196, comenzó una intensa
actividad política. La expansión militar
hacia el sur había quedado frenada, desde la derrota de Alarcos (1196),
y tivo que dirigirse hacia el levante. En 1204 toma Rubielos de Mora, Ademuz y
Castielfabib. Se efectúan repoblaciones en zonas de Montalbán, en manos de las
Órdenes Militares. En el año 1206 y los siguientes, los reyes cristianos
peninsulares alcanzan una serie de acuerdos para estabilizar las fronteras y
retomar la expansión hacia el sur de manera conjunta.
La Corona de Atagón con Pedro II |
En el Mediodía francés, a los territorios de su hermano
Alfonso, se suman como feudatarios del rey aragonés Bearne, Bigorra,
Commingers, Carcasona-Béziers, Melgueil y Nîmes y los condados de Foix y Toulouse
(la infanta Leonor, hermana de Pedro II, se casó con el conde Ramón VI de
Tolosa). Su matrimonio con María de Montpellier permitió la incorporación del
señorío a la Corona de Aragón.
Inocencio III |
Aunque la Corona se encontraba en una difícil situación económica
(el rey había hipotecado sus rentas y tenía grandes deudas con algunos nobles
aliados), las rentas del señorío de Montpellier le permitieron viajar a Roma
para ser coronado por el papa Inocencio III. Esto significó al rey ser
considerado como destacado paladín de la cristiandad y fiel vasallo del Papado.
La ceremonia se celebró en 1205 y concedió una bula por la que autorizaba, a
partir de entonces, a celebrarse en Zaragoza por el arzobispo de Tarragona, metropolitano
de la Corona de Aragón. Será La Seo de Zaragoza el lugar donde se coronarán
preferentemente los reyes de Aragón.
Dos hechos importantes caracterizan su reinado: su
participación en las Navas de Tolosa y su enfrentamiento con el Papado al
defender a sus vasallos, partidarios de la herejía cátara.
En 121 el rey de Castilla, Alfonso VIII, dirigió una batalla
decisiva contra los Almohades en las Navas de Tolosa, en la que participaron
junto al rey castellano, Sancho VII de Navarra y Pedro II de Aragón. La victoria
cristiana sobre el caudillo almohade Al-Nasir, despejó el camino de la
reconquista del sur peninsular. Pedro II abrió una brecha en el muro de la
ciudad de Úbeda por el que penetraron los ejércitos cristianos y arrasaron la
ciudad y esclavizaron o degollaron a sus habitantes. Los reyes cristianos
habían conseguido reforzar su prestigio guerrero y obtener un cuantioso botín.
El papa Inocencio III, convencido de la superioridad
pontificia sobre los soberanos terrenales, predicó diversas cruzadas, siendo la
cruzada contra los cátaros o albigenses la primera contra cristianos. El sur de
Francia era un territorio que ansiaba la monarquía de los capetos. Hubo durante
años intentos de acercamiento entre los herejes cátaros y la iglesia romana que
no fructificaron. El papa decidió atajarla y equiparó la herejía con el crimen
de lesa majestad, por lo que los herejes eran considerados cono proscritos y
sus bienes podían ser confiscados y convocó una cruzada al mando de Simón de
Monfort.
Pedro II se declaró protector de los señoríos occitanos
amenazados y de Toulouse, vasallos suyos, aunque su hijo estaba bajo tutela de Simón
de Monfort y pendía sobre él la excomunión decretada por el papa Inocencio III.
Los ejércitos cruzados cercaron la ciudad de Muret y se enfrentaron, el 12 de
septiembre de 1213, en la llanura de Muret donde murió el rey aragonés y
propició el fin de la herejía cátara y de la influencia de la Corona de Aragón en
el Mediodía francés. El historiador y arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de
Rada resumía así la contienda:
«Y el Rey Pedro
con unos pocos aragoneses y mayor número de catalanes, y condes de Tolosa y
otros barones de la Francia gótica, dio la batalla a los franceses junto al castillo
de Muret; y por designio de Dios, el rey y los aragoneses, que fueron los
únicos que varonilmente persistieron en la batalla, quedaron muertos en el
campo, mientras que los condes de Tolosa y de Foix, con algunos catalanes,
volvieron la espalda y huyeron. Murieron allí con el rey, los ricoshombres de Aragón
Aznar Pardo y su hijo Pedro Pardo, don Gómez de Luna y don Miguel de Luesia y
otros muchos de los más principales de Aragón. El rey, que fue siempre muy
católico, no fue a esa guerra para ayudar a los herejes, sino por la obligación
que tenía con sus vasallos».
Tumba de Peddro II en el Monasterio de Sijena |
Pedro II excomulgado por el mismo el Papa que lo coronó,
permaneció enterrado en los Hospitalarios de Toulouse, hasta que en 1217 el papa
Honorio III autorizó el traslado de sus restos al panteón real de Santa María
de Sijena en Huesca, donde fue enterrado fuera del recinto sagrado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario