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Batalla de Gembloux de Frans Hogemberg |
Muy mal estaban las cosas para españoles
en Flandes a comienzos del año 1578. Los tercios españoles estaban evacuando
las provincias en virtud del famoso Edicto Perpetuo. El virrey don Juan de Austria
se encontraba recluido en la pequeña localidad de Namur, rodeado de rebeldes y con
grave peligro de caer en sus manos, tomó la decisión de escribir aquella famosa
carta que empezaba así: ¡¡¡A los
magníficos señores soldados de la Infantería española…, llamándolos en su
auxilio. La misiva recorrió todos rincones de Flandes, y dio como resultado que
todos los bravos soldados que se encontraban licenciados y diseminados por
aquellas tierras acudiesen a la llamada del virrey, reuniéndose en pocos días
unos cuantos miles al mando de los capitanes Alejandro Farnesio, Mendoza, del
Monte, Fernando de Toledo, el de Parma, el conde Mansfeld, Verdugo y otros no
menos renombrados, acudiendo muchos desde Italia.
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don Juan de Austria |
Con ellos salió don Juan de Austria de
Namur en busca de un ejército enemigo que se acercaba a la plaza, al mando de Grigny,
formado por 12.000 hombres entre franceses, ingleses, valones y alemanes. La
vanguardia española estaba compuesta de unos 1.200 jinetes al mando de Octavio
de Gonzaga, a la que seguía el resto de la tropa, apenas 2.500 infantes. Aunque
eran muy pocos esta acción decidida de los españoles hizo que Grigny, quien no
confiaba mucho en la eficacia de sus fuerzas debido a los elementos tan
heterogéneos que la componían, emprendió la retirada hacía Gembloux, guardando
su retaguardia con tropas escogidas de infantería y caballería. Avistado el
enemigo, don Juan ordenó a Octavio de Gonzaga que lo entretuviese con la
caballería ligera hasta llegar él con el resto del ejército.
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Alejandro Farnesio preparando la carga de la caballería. Grabado del siglo XVI |
El camino por el que se movía el enemigo
estaba dominado en el flanco derecho por pendientes abruptas y varios pantanos,
y esperando ser atacado por el otro, al ser más favorable, había descuidado la
protección de éste. Pero Alejandro Farnesio que había reconocido el terreno y
visto la posibilidad de atacar por este flanco derecho, se lanzó al frente de
700 jinetes sobre el enemigo y sorprendiendo a la caballería contraria que sin
ofrecer resistencia se echó sobre su infantería, al mismo tiempo que Octavio de
Gonzaga les atacaba por retaguardia con los 500 jinetes restantes, provocando
el caos total en las filas enemigas que fueron masacradas sin piedad.
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Alejandro Farnesio, artífice de la victoria de Gembloux |
El resultado fue una espantosa carnicería
en la que el ejército de los Estados Generales de los Países Bajos perdió más
de7.000 hombres entre muertos, heridos, y prisioneros, entre ellos el propio
Grigny, además de perder 34 banderas, la artillería al completo y casi todos
sus bagajes. Las bajas españolas fueron insignificantes, pues apenas se
hallaron 10 muertos españoles en el campo de batalla. Esta victoria fue debida a
la decisión de Alejandro Farnesio y solo con sus 1.200 jinetes acabó con el
ejército enemigo ya que la infantería española no llegó a tomar parte en la
acción.
A consecuencia de esta victoria, a los
pocos días, retornaron a poder de los españoles las plazas de Gembloux,
Lovaina, Tirlemont y otras casi sin resistencia, a excepción de Sichem, que
tuvo que tomarse por asalto, encontrándose con que la mayoría de su guarnición
estaba compuesta de soldados prisioneros en Gembloux, puestos en libertad bajo
promesa de no combatir contra España, por lo cual fueron pasados a cuchillo, ahorcados
y ahogados cuantos se hallaban en este caso.
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