domingo, 3 de febrero de 2019

La Guerra Civil en el valle del Bernesga (León)

Al comenzar la Guerra Civil, la parte Norte de la provincia de León y, en particular, sus cuencas mineras se mantuvieron leal al Gobierno de Madrid, constituyéndose en las diferentes localidades los comités del Frente Popular que se convirtieron en el poder de facto de la zona. De forma inmediata recibió el apoyo de sus correligionarios asturianos cuya influencia desbordó desde el primer momento la Cordillera Cantábrica, permaneciendo en ella buen número de los componentes de la expedición minera enviada desde Oviedo a Madrid el mismo 18 de julio que había frustrado la sublevación de la guarnición militar de León.

Por su parte, dicha guarnición de León tuvo que dedicarse por entero a contener la expansión de los partidarios del Gobierno que controlaban el Norte de la provincia, frenándoles en algunos puntos y haciéndoles retroceder en otros hasta constituir un frente defensivo que, en la zona central, por la que cruzaba la carretera nacional Adanero‑Gijón, quedó establecido en Puente de Alba, a vanguardia de La Robla, localidad que las tropas de León ocupaban el 1 de agosto.
Gráfico del avance de las tropas franquistas 
La línea nacional se apoyaba así en la carretera de La Magdalena a La Robla, mientras la republicana se afirmaba en las alturas de Maresma‑Amargones‑EI Altlco‑La Muezca‑Fontañán‑Nocedo de Gordón. A lo largo de trece meses de guerra fue este un frente estabilizado, muy endurecido, en el que no se efectuaron operaciones de importancia por ninguno de los dos bandos, aunque tuvieron lugar, no obstante, por una y otra parte, frecuentes golpes de mano como el realizado por los republicanos contra La Robla el 19 de febrero de 1937 y continuos hostigamientos con armas automáticas, morteros y artillería.
Soldados republicanos en Gordón
En agosto de 1937 el Ejército del Norte, nacional, ocupaba toda la provincia de Santander en una campaña relámpago, quedando la parte centro‑oriental de Asturias como único bastión de la República en la cornisa cantábrica. Las tropas que ocuparon Santander, las Brigadas de Navarra, entraban el 31 de agosto en Unquera y al día siguiente proseguían su avance por el Oriente de Asturias sin solución de continuidad. Este ataque, protagonizado por dichas Brigadas Navarras desde el Este, debía combinarse con otro efectuado por el Sur, desde León, sobre los puertos de la cordillera Cantábrica por las fuerzas del VIII Cuerpo de Ejército, reforzadas con dos Brigadas de Castilla, al mando conjunto del general Aranda.
Puente de Alba. Soldados franquistas


El 9 de septiembre de 1937, las fuerzas al mando del general Aranda iniciaban desde el frente leonés la ofensiva sobre la Asturias republicana en dirección a los puertos de Pajares y Piedrafita. Como quiera que la ruptura por el valle de Bernesga, siguiendo la carretera general, resultaba muy problemática por las abundantes fortificaciones que la controlaban, Aranda decidió que la 1ª Brigada de Castilla, al mando del coronel Gistau, que se dividía en dos medias Brigadas, la 1ª mandada por el teniente coronel Sagardía y la 2ª por el teniente coronel García Polo, atacara más al Oeste entre Otero de las Dueñas y Olleros del Alba. El coronel Gistau partiendo de Olleros de Alba y Santiago de las Villas, debía ocupar como primeros objetivos las alturas de Amargones‑El Ático‑La Muezca, defendidas por la 186ª Brigada Republicana, al mando del mayor José Recalde, para proseguir a continuación hacia Los Barrios de Gordón y envolver por el norte La Pola de Gordón.

Comienza el ataque la 2ª Media Brigada de Castilla del teniente coronel García Polo que, partiendo desde Otero de las Dueñas, ocupa en esa primera jornada de la ofensiva las alturas de Santas Martas, Peña Rueda y los vértices Violares y Amargones. Desde este último asaltaba y ocupaba al día siguiente, el 10 de septiembre, en medio de un temporal de lluvias, la posición del Altico.

En la primera jornada de la ofensiva la 1ª Media Brigada del teniente coronel Sagardía, no pudo prácticamente avanzar pues la ocupación de sus objetivos estaba condicionada a la previa del vértice Violares, que correspondía a la 2ª Media Brigada. Cuando ésta tomó Violares el día 10, entonces las tropas de Sagardía pudieron hacerse con La Cierva y, en una marcha nocturna, ascender hasta el vértice Rebolleras para desde él asaltar La Muezca por su espalda
Avance de la 1ª Media Brigada de Castilla

Tras ocupar las cumbres, las tropas de Gistau descendieron por la vertiente contraria, haciendo retroceder al 232 Batallón, al mando del mayor Campos Dutor, de la 186ª Brigada Republicana y a las fuerzas de la 1ª Brigada Montañesa que mandaba el mayor Antonio Cuadra, y que habían acudido en su refuerzo, llegando el día 11 a Los Barrios de Gordón, Paradilla y Carbonera. Alcanzaban así la carretera de San Pedro de Luna a La Pola de Gordón a la que orientaron su avance hacia el Este, hacia vega de Gordón, envolviendo todo el sistema defensivo de Fontañán, Nocedo y La Pola de Gordón, lo que obligó a las fuerzas republicanas a abandonarlo sin lucha, el día 12, ante la amenaza de resultar ocupadas. Las unidades republicanas que estaban dispuestas a defender Fontañán, al encontrarse con el enemigo a su espalda, debieron retirarse apresuradamente, librándose por muy poco de ser copadas.

Las tropas de la 1ª Media Brigada se apoderaron de la Collada Urdiales y, desde ella, iniciaron el descenso hacia Los Barrios de Gordón, quedando al finalizar la jornada en la cota 1250, 800 metros al Sur de dicha población, dominando la carretera y pueblo de La Pola de Cordón, que había sido incendiado antes de ser abandonado, así como lo fueron también Los Barrios y Beberino. El día 12, envolvían por el Norte La Pola de Gordón, ocupándola seguidamente.
Tropas del coronel Gistau descenciendo hacia Los Barrios de Gordón

El frente republicano estaba roto. Sus adversarios lo habían atacado combinando los movimientos sincronizados de varias unidades que procuraban siempre maniobrar las posiciones más fuertes, para poder atacarlas por la espalda, una vez desbordadas. Táctica esta innovadora, muy diferente a los brutales choques frontales de la Primera Guerra Mundial, que los alemanes perfeccionarían y aplicarían, a una escala mucho mayor, en la Segunda.
Al abandonar La Pola de Gordón las tropas republicanas provocaron numerosos incendios

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