jueves, 22 de noviembre de 2012

El Castillo de Peracense, un baluarte en la defensa del Reino de Aragón

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El castillo de Peracense es uno de los más bellos y desconocidos castillos aragoneses. Rodeado de un entorno natural único, sus constructores aprovecharon la topografía original del terreno para construir un enclave defensivo de primer orden. Se asienta sobre una prolongación rocosa de rodeno fuertemente escarpada, que pertenece a la terminación sur de Sierra Menera, junto al cerro de San Ginés a 1.365 metros sobre el nivel del mar.
Esta fortaleza está conformada por tres recintos concéntricos dejando un recinto totalmente integrado en el paisaje. Un aspecto singular del castillo es su sistema de captación de aguas pluviales, formado a base de canaliflos ejecutados en la roca natural, que conducen las aguas recogidas a cisternas y aljibes excavados en la roca y que se encuentran situados en los dos recintos interiores.
Montaje fotográfico del Castillo del Peracense
Su carácter de atalaya privilegiada le permite enlaces ópticos con los enclaves próximos como Monreal del Campo, Bueña, Aguatón, Singra y  el cerro de San Ginés.
El lugar ya fue ocupado desde finales de la Edad de Bronce pasando por el iberos y romanos, siendo en la época islámica cuando retome su actividad; pero será durante la Baja Edad Media cuando su importancia estratégica y militar se acrecienta por su posición limítrofe, entre los reinos de Castilla y Aragón y de los señoríos de Albarracín, Molina de Aragón y Comunidad de Daroca.
En época musulmana, un documento habla del fuero de Daroca del año 1142 en el cual Ramón Berenguer IV (1131-1162), rey consorte de Aragón y conde de Barcelona, dispone “que el castillo ganado al enemigo por vecinos de Daroca queda en poder suyo y de su descendencia, mirando siempre por la utilidad del reino y guardando fidelidad al Rey”.
En el siglo XIII Pedro III el Grande (1276-1285), rey de Aragón, lo utilizó en 1284 para la conquista del señorío de Albarracín que estaba en poder de Pedro de Azagra.
Posición del castillo en la frontera entre los reinos
De 1301 a 1317 fue su alcaide Juan Ximénez de Urrea, pieza clave en la defensa del Reino, gracias a situación estratégica en la divisoria de las cuencas del Ebro y Tajo. En 1370 era alcaide Gonzalo Fernández de León y en 1373 Pedro Martínez. En 1379 don Jimeno de Urrea lo dio a la Comunidad de Daroca, que siguió nombrando sus alcaides hasta 1702. Esta fortaleza había sido la más importante levantada por la Corona aragonesa.
En el siglo XIV la fortaleza fue reparada y guarnecida para utilizarse como base de aprovisionamiento de sus ejércitos, jugando un papel destacado en la guerra entre Pedro I de Castilla y Pedro IV el Ceremonioso, la conocida como “guerra de los dos Pedros”. No sufrió ningún asedio, ya que primera línea fronteriza quedaba defendida por el castillo Rodenas. El castillo aparte de proteger la frontera servía de cobijo para víveres y soldados y era punto de descanso de las tropas.
Falsa Torre del Homenaje.
Parte principal del Castillo
Sirvió de cárcel en 1469 y tuvo que ponerse en estado defensa en 1452. Tras la unión de Castilla y Aragón con el matrimonio de los Reyes Católicos, el castillo perdió importancia y cayó en el olvido y posterior abandono. En el siglo XV, según algunas fuentes, existe en el castillo una ceca donde se acuñaba moneda falsa. En el año 1575 es alcaide Lorenzo Mateo, notario de Singra, sexmero, procurador consejero de la Comunidad.
Su último episodio bélico fue durante las guerras carlistas de 1840, cuando fue habilitado y vivió una gran actividad, albergando entre sus muros un destacamento de soldados isabelinos.
Es en 1987 cuando, dado su interés que suscita por su singularidad, el Gobierno de Aragón dentro de la restauración de su patrimonio, acomete dicha iniciativa, trabajando paralelamente en las excavaciones que han dado como resultado diferentes hallazgos, tales como los restos de una cantera en el interior del recinto exterior, la cual se utilizaba para la extracción de obleas circulares de piedra de ródeno, que eran utilizadas como piedras de molino y se basó en el proyecto del arquitecto Pedro Ponce de León.
En la actualidad se realizan en él encuentros de recreación medieval.. Un lugar que merece la pena visitar.

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