Elefantes cartagineses en combate |
Tras la Primera Guerra Púnica los cartagineses pierden
Sicilia (241 a.C.) y sus ricas pertenencias territoriales a manos de los
romanos con lo que Cartago queda prácticamente arruinada cuyo desgaste y empobrecimiento notable hacen necesario que
busque en Iberia el medio para compensar sus necesidades económicas y
políticas.
Iberia, tierra inhóspita y de extraordinaria riqueza, es
elegida como base para una nueva expansión y renacimiento de la potencia
cartaginesa. Amílcar Barca recluta y entrena un nuevo ejército con el que
comenzar el resurgir púnico y encomendada a su yerno y lugarteniente Asdrúbal
la pacificación de Numidia. Una vez controlado el norte de África se lanza a la
conquista de Iberia (236 a. C.), desembarca en Gades (Cádiz) y conquista la
zona sur y levante peninsular.
Grabado de Amílcar Barca |
Busto de Asdrúbal. Cartagena |
Ocho años de continuas guerras, le permiten a Amílcar ir
poniendo los cimientos de la nueva potencia cartaginesa: conquista de
territorios, alianzas con los pueblos nativos, enriquecimiento, gracias a las
ricas minas ibéricas, y obtención de materia primas son elementos fundamentales
del resurgir cartaginés. En invierno de 229-228 a.C., en una escaramuza contra
rebeldes oretanos muere Amílcar en una emboscada en las proximidades de Helike
(¿Elche?).
Le sucede su yerno Asdúbal, en el mando de la tropa y de las
posesiones cartaginesas en Iberia, quien en 228 a.C. funda Qart-Hadast (Cartago-Nova)
y extiende el dominio cartaginés por la península. Esta expansión cartaginesa
choca con los intereses de Roma, aliados de los griegos establecidos en el
Levante peninsular. En el año 226 a.C. firman con los romanos el Tratado del
Ebro que señala como límite norte a la expansión cartaginesa el propio río.
Aníbal Barca de François Girardon. 1704. Patio Puget del Louvre. |
Asesinado Asdrúbal le sucede Aníbal, hijo de Amílcar, que es
nombrado comandante en jefe del ejército cartaginés con tan sólo 25 años y continúa
con la consolidación del poder cartaginés al sur del Ebro. Roma ante el poder
creciente de los cartagineses en Hispania firma una alianza con la ciudad de
Sagunto, situada muy al sur del Ebro, declarándola protectorado romano. Aníbal
entendió esa alianza un incumplimiento del tratado firmado por Asdrúbal, en el
226 a.C. y decide asediar Sagunto (219 a.C.) para que se rinda a Cartago y se
inicia así la Segunda Guerra Púnica.
Aníbal parte hacia Italia, franquea el Ebro, cruza los
Pirineos, salva el Ródano y remonta los Alpes e invade Italia venciendo a los
romanos en las batallas de Tresino, Trebia, Trasimeno y finalmente en la de
Cannas (216 a.C.). Roma acude a la península para cortar el suministro de
hombres y dinero a Aníbal. Cneo Escipión desembarca en Ampuries (218 a.C.), y
comienza la invasión de la península. El resultado fue desfavorable para
Cartago y dio lugar al control por parte de Roma de toda la franja costera del
este y sur de la Península hasta la orilla izquierda del Guadalquivir,
transformándola en provincia romana.
EL EJÉRCITO
CARTAGINÉS
Infante cartaginés e infante libio |
En su origen los ejércitos cartagineses se componían de una milicia ciudadana a tiempo
parcial, siendo su principal fuerza la armada dado el carácter marinero del
pueblo cartaginés. Este modelo estuvo vigente durante siglos, siendo la defensa
de la ciudad la principal misión de cartaginés
lo que le daba orgullo y prestigio. Los ciudadanos participaban en
campañas y pagaban con el exilio la derrota.
A mediados del siglo VI a.C., tras las reformas de Magón, aumenta el número de mercenarios en el
ejército para evitar que milicia
ciudadana combatiera fuera de África, a excepción de mandos y oficiales
superiores. Los oficiales subalternos solían ser de la nacionalidad de los
mercenarios.
Infante pesado Ibero al servicio de Cartago |
A partir de la Primera Guerra Púnica, el ejército se hace
más complejo. Mandado por nobles
cartagineses, se componía de tres clases de tropas: los súbditos africanos de
Cartago, como los libios; los cuerpos de aliados en situación de cierta dependencia,
como númidas y algunos pueblos iberos; y los verdaderos mercenarios
contratados, como baleares, celtíberos, ligures, galos, sardos, etc.
dependiendo de dónde se desarrollara la campaña y al mando de sus jefes
naturales.
El núcleo del ejército estaba formado por la infantería
pesada libia que combatía en falange con escudo circular y oval y lanza de unos
dos metros y medio. Junto a ellos, combatían aliados o mercenarios hispanos con
sus armas tradicionales y con tácticas integradas en el conjunto del ejército.
También contaba con infantería ligera, en forma de unidades especializadas de
honderos o como tropas armadas con lanzas y jabalinas.
Gran importancia tenía también la poderosa caballería
(pesada libia y ligera númida), armada con jabalinas y escudos. Los elefantes
africanos eran un arma de doble filo, pues cuando se asustaban podían volverse
contra sus propias líneas.
La Infantería Libia
y Libio-fenicia formaba el núcleo
principal del ejército púnico. Eran súbditos de Cartago. Eran tropas de
infantería pesada armadas con un gran escudo circular, una lanza de unos dos
metros y medio, espada corta, y protegidas por una armadura ligera (lino) y
casco de bronce. Luchaban en formación al estilo griego.
Los «lonchophoroi» eran tropas de infantería ligera libias, armadas con un escudo ligero, un casco de
fibra o de bronce y jabalinas. Eran muy eficaces en combate abierto,
principalmente en las emboscadas. Los pueblos beréberes también aportaron
tropas ligeras armadas con jabalina y arco.
La caballería libia y libio-fenicia formaba la
caballería pesada y constituía un cuerpo de élite reducido, bien armado y muy organizado.
Estaban armados con largas picas y
espadas y protegidos con armadura de lino, casco de bronce, grebas, y portaban
un escudo redondo. El caballo también
estaba protegido por una pechera. Combatían en cuadro mediante ataques en
cargas controladas.
La caballería de
ciudadanos cartagineses sería similar a la anterior tanto en equipamiento
como en su formación y modo de combate.
Jinete númida |
La caballería númida
combatía en el ejército cartaginés, tanto como mercenarios como como aliados. No usaban ni brida ni bocado y
cabalgaban sin silla sólo utilizaban una cuerda alrededor del cuello para guiar
a los caballos. Era una caballería ligera ineficaz como fuerza de choque ya que
carecían de protección, pero muy apta para emboscadas y persecuciones. Luchaban
lanzando jabalinas de lejos y retirándose. El caballo númida era de pequeño
tamaño, pero muy veloz, resistente y obediente.
Hondero balear al servicio de Cartago |
Las tropas
mercenarias fueron ganando en número y protagonismo en los ejércitos
cartagineses, pero su mayor problema era su lealtad, no demasiado alta, y en el
mejor de los casos sería hacia su general, no hacía la metrópoli que los
contrataba. Primero fueron griegos, luego hispanos (turdetanos, celtíberos, lusitanos,
baleares), itálicos (campanos, sículos) y galos (ligures, galos cisalpinos)
fueron sus principales focos de reclutamiento. Luchaban más con la espada que con
la lanza, complementándose con la falange, más lenta, en el desarrollo del
combate.
Elefante de combate |
Los cartagineses utilizaron al elefante de la selva, de unos 2-2,5 metros hasta la cruz, mucho
menores que los africanos de la sabana o los asiáticos. Por esta razón, no
llevaban hombres armados, sólo un guía (cornaca), generalmente númida, sentado
en el cuello del animal. Los cazaban en las regiones del Atlas, domándolos y
entrenándolos para la guerra. Se utilizaban para cargar con fuerza en el centro
para desordenar las filas de infantería enemiga o en las alas, para luchar
contra la caballería. En muchas ocasiones, constituían un arma de doble filo puesto
que al ser heridos, o morir su guía, podrían volverse incontrolables y cargar
contra sus propias filas.
También utilizaron carros de guerra pero dejaron de
usarlos por su ineficacia ante tropas de calidad y fueron sustituidos por los
elefantes. Estaban tirados por un par de caballos y eran pequeños,
suficiente para dos hombres y se utilizaban para abrir brechas en los ejércitos
enemigos.
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