sábado, 12 de noviembre de 2016

14 de julio de 1535: la conquista del fuerte La Goleta

El Emperador Carlos I
En julio de 1535 el Emperador Carlos I, en vista de los daños que causaba en las costas e islas del Mediterráneo, pertenecientes a los reinos cristianos el famoso corsario tunecino Haradin Barbarroja, determinó realizar una expedición a Túnez y arrasar aquellos nidos de piratas.

Para ello invitó a los monarcas interesados a formar parte en la expedición. A ella se adhirieron todos los reinos de Europa, excepto Francia, cuyo Rey, a pesar de titularse cristianísimo y en cuyas costas mediterráneas hacían estragos los piratas africanos, se dice que avisó al Rey de Túnez del peligro que le amenazaba. Conocida era su rivalidad con el Emperador.

Haradin Barbarroja
En breve espacio de tiempo se reunió, en Barcelona, una potente Armada que constaba de 12 galeras pontificias a las órdenes de Virginio Morisco; 27 galeras de la orden de Malta; y hasta 400 más de Portugal, Cerdeña, Nápoles, Génova y Flandes, llamando la atención por su magnificencia los barcos españoles, cuya capitana, mandada por Andrea Doria, ostentaba 24 banderas de brocado de oro con las armas imperiales.

La expedición iba regida por el propio Emperador, asistido de sus célebres capitanes: don Álvaro de Bazán, marqués del Vasto; don Hernando de Alarcón, duque de Alba; don Antonio Doria; don Antonio de Saldanha; don García de Toledo; don Berenguer de Requesens; don Bernardino Mendoza, duque de Nájera; y otros ilustres próceres y caudillos. La tripulación estaba compuesta por 17.000 españoles, 8.000 alemanes, 5.000 italianos y muchos aventureros de otros países.

La Escuadra partió de la capital del Principado, el 30 de mayo de 1535, con rumbo a Cerdeña, donde se le unieron otras naves y desde donde pusieron rumbo a las costas tunecinas, yendo en vanguardia los portugueses, en el centro el grueso de la flota con el Emperador al mando y a retaguardia el resto de la Escuadra con don Álvaro de Bazán, llegando el 14 de junio a la costa de La Goleta, donde ya eran esperados por los tunecinos.

La Goleta se hallaba situada en la costa, en la boca de un canal que une a Túnez con el mar, y sus fortificaciones eran robustísimas, resguardadas por un ancho foso y cuya guarnición estaba al mando del famoso pirata de Esmirna, Sinan el judío.

Ataque a La Goeta. Tapiz del Palacio Real de Madrid
El Emperador empezó por atacar la fortaleza, las trincheras y las baterías, comenzando el bombardeo el día 15 con 80 cañones. El fallo estuvo en no haber arrasado unos olivares próximos a su campamento, lo que dio lugar a que Barbarroja emboscase en ellos varios escuadrones que, atacando de improviso y ayudados por una salida vigorosa que hizo la infantería de la guarnición en la mañana del 24, día de San Juan, causaron gran alarma en el campo y muchas bajas entre las tropas cristianas, pereciendo entre otros don Luis de Mendoza y los alféreces Lara y Liñán, pero se les pudo rechazar y obligarlos a regresar a la fortaleza.

Salida de los sitiados del fuerte La Goleta
los tunecinos hicieron una nueva salida el día 26, en la que el Emperador corrió grave peligro y estuvo a punto de caer prisionero pues cargó, lanza en ristre, al frente de su escolta sin mirar por su propia seguridad, consiguiendo con su ejemplo rechazar las tropas auxiliares de Barbarroja que pretendía hacerle levantar el sitio.

En estos días se presentó en el campamento cristiano ante el Emperador el rey de Túnez, Muley Hassan, destronado por Barbarroja, pidiéndole protección para recobrar su trono, y ofreciéndole su ayuda, a lo que accedió el Emperador.

El bombardeo continuaba sin causar gran daño a la fortaleza, por lo cual, y por consejo de don Hernando de Alarcón, se establecieron nuevas baterías que consiguieron derribar la torre principal, ordenándose el asalto por la brecha resultante. Al no estar del todo libre el paso se hubo que sostener un largo y sangriento combate cuerpo a cuerpo hasta que, animados por el Emperador, entraron en la fortificación arrasándolo todo y acuchillando a los 1.500 veteranos que quedaban dentro, de los 6.000 que formaban la guarnición al mando de Sinan.  Quedaron en poder de las tropas imperiales los 40 cañones que se encontraban en La Goleta además de los víveres, municiones y los 42 buques de la escuadra de Barbarroja, que estaba anclada en el lago, y que se rindió sin ofrecer resistencia. Se tomó la fortaleza el 14 de Julio, tras un mes de asedio.

Asedio a La Goleta
En el primer asalto se distinguió el alférez Marmolejo, que llegó a plantar la bandera de su compañía en el muro, pero herido en el brazo derecho, cogió la bandera con los dientes y la espada en la izquierda, salvándose desangrado, pero con su enseña.

En el segundo, el alférez Diego Ávila fue el primero que clavó su bandera en el muro, cayendo muerto al pie de ella, animando a su gente y, según documentos de la época, los primeros en asaltar el muro fueron los soldados Miguel de Salas y Andrés Toro, ambos naturales de Toledo, distinguiéndose además don Álvaro de Bazán y el Príncipe de Salerno.

don Andrea Doria
Tomada La Goleta, la decisión del Emperador fue la de continuar a Túnez para reponer a Muley Hassan en eltrono, y dejando a Andrea Doria al mando de la plaza, partió a la conquista de aquella ciudad. Las bajas españolas no llegaron a 1.500.

El resultado de la expedición fue un gran éxito para el Emperador Carlos ya que la flota del corsario Barbarroja fue destruida y en Túnez quedó establecido un protectorado español, mientras se iniciaban una serie de obras de fortificación en La Goleta.

Esta fortaleza era un punto estratégico de gran importancia. El fuerte de La Goleta constaba de un cuerpo central cuadrado y cuatro bastiones (Goleta la Vieja), pero este primitivo recinto de tiempos de Carlos i quedó luego incluido dentro de la nueva fortificación que Felipe II encargó al ingeniero italiano II Fratino, en 1565, para reforzar las defensas de la plaza, y que estaba provista de seis bastiones (Goleta la Nueva).

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