viernes, 23 de diciembre de 2022

Unidades del Ejército Colonial Español en África: La Compañía Indígena de Montaña

La cordillera Rifeña forma una cadena montañosa entre Melilla y Ceuta con sus mayores altitudes en la zona central. Gemela de la cordillera Bética, no tiene picos tan altos como ésta ni como los del Gran Atlas que recorre el norte africano; aun así presenta un paisaje muy quebrado con varias cimas que sobrepasan los dos mil metros: Tidiguin (2448 m.), Yebel Tagsut (2328 m.), Dehdoj (2092 m.), Tisiren (2090 m.), Irnau Chabau (2008 m.), etc. Salva collados por encima de los 1500 m.

A lo largo de la crestería rifeña tiene el Ejército Español una de sus unidades más curiosas y desconocida: La Compañía Indígena de Montaña.

Creación, encuadramiento y equipación.

En diciembre de 1927, se creó inicialmente una Sección Indígena de Montaña por la necesidad de disponer tropas aptas para vigilancia, en todo tiempo, en la zona más agreste y difícil del Protectorado. Aunque las Fuerzas Militares de Marruecos ya tienen esa condición de Unidades de montaña, fue necesario crear, para guarnecer la zona más alta y compartimentada de la región, una tropa mejor dotada con equipo alpino y que sea más maniobrera y móvil, en las condiciones climatológicas más adversas.

Sección Indígena de Montaña fue organizada por el teniente Blond, con un caíd –oficial indígena con ordenanza–, un soldado español y dos acemileros indígenas en su plana mayor, dos equipos con trece soldados por equipo y tres patrullas de cuatro individuos. Tiene su campamento base en Imasinen.

En junio de 1929 se reorganiza la unidad y se convierte en La Compañía Indígena de Montaña que está al mando de un capitán del Ejército español con un teniente,  como segundo en el mando y pagador. La organización de la Compañía es la reglamentaria en nuestra infantería: una Plana Mayor o equipo de mando, y tres secciones a tres escuadras cada una. En julio de 1929 son destinados a la compañía el capitán de Infantería Carlos Letamendía Moure y el teniente de Infantería Epifanio Loperena de Andrés.

La plana mayor, a parte del capitán y el teniente, la formaban 12 hombres entre suboficiales y soldados españoles. Cada sección estaba mandada por un caid con su ordenanza, con tres mokaddemin –suboficiales indígenas–, 9 maauenin –cabos indígenas– y 36 askaris o soldados indígenas, total 50 hombres por sección. Completaban la plantilla 11 acemileros y los caballos y mulas necesarios. En total unos 175 hombres.

El vestuario de estas tropas de montaña recuerda al de los soldados regulares indígenas. En verano, visten con faja y turbante naranja. En invierno, turbante de franela, jersey gris, medias sin pie y calcetines de lana, y bota noruega. La gala consiste en un pantalón y una guerrera corta de paño verde oscuro. La prenda de abrigo la constituye una chilaba de paño también. En los temporales se abrigan con otra chilaba perfectamente impermeabilizada. Usa, además, la tropa guantes de lana, manoplas y gafas de talco.

El equipo es muy ligero; lo forma el correaje, la cantimplora y la «skara». El material que se emplea para la nieve es el esquí, las raquetas, las grapas y las cuerdas Toledano y como deporte el trineo. Cada escuadra está dotada de un piolet.

La instrucción y el ejercicio de estas fuerzas son intensos. Durante el verano practican todo lo que es posible practicar sin nieve: tal como calzarse el distinto material, los giros y las medias vueltas a pie firme, movimientos de equilibrio, gimnasia educativa, atlética y de educación militar, así como juegos y deportes como el balón a mano y el balón bolea. La esgrima tiene gran importancia en el en el programa de instrucción y, con ello, los ejercicios de aplicación, tales como auxilios a congelados, respiración artificial, transporte de heridos en brazos, utilización de artolas ligeras, recomposición de líneas telefónicas, montaje de estaciones, etc. El material de auxilio lo componen un termo de litro por escuadra y el botiquín de patrulla, para caso de accidente o congelación. El armamento es el reglamentario: mosquetón Máuser, machete y dos fusiles «Hotchkiss» ligeros por sección. Las clases indígenas llevan pistola y «gumía».

Los refugios de montaña

El askari de la Compañía de Montaña vigila especialmente a los enemigos de los caminantes y patrulla sus rutas. Y sobre todo ha construido en ellas refugios que emergen salvadores cuando la sábana blanca todo lo iguala. El refugio es una construcción sencilla, de mampostería y cubierta de cinc. En su interior hay una chimenea de leña, con combustible, teléfono y agua. También se encuentra una tablilla, escrita en español y en árabe que reza como sigue: