viernes, 27 de noviembre de 2015

Las Atarazanas en el sitio de Barcelona de 1714 durante la Guerra de Secesión

Opetarios trabajando en el Parque de Artillería
de las Atarazanas
Al morir Carlos II, el último Rey de la casa de Austria, el 1 de noviembre de 1700, reconoció como heredero a la Corona Española a Felipe de Anjou quien, recién llegado a España, se apresuró a organizar el Ejército a la manera francesa, sustituyendo los mosquetes, arcabuces y picas por fusiles con bayoneta y sustituyendo la orgánica de las unidades militares de los Austrias por el modelo regimental francés.

Oficial de Artillería del
 Regimiento Real de Artillería
La situación económica en que se encontraba España a principios de siglo obligó a una acción reformadora, desde el punto de vista mercantilista, asumiendo el Estado un papel protagonista al modelo francés, apoyando en el sector metalúrgico las Reales Fundiciones; este apoyo se materializó fomentando la tecnología, dotando de maquinaria para el desarrollo de los procesos de producción, animando la investigación técnica y científica con la creación de centros de enseñanza y aumentando la calidad de los conocimientos al integrarse tecnológicamente en Europa, enviando a técnicos militares a estudiar al extranjero e importando conocimientos, al atraer especialistas de otros países a nuestros centros de producción.

El 2 de mayo de 1710, para guarda y servicio de trenes de Artillería, Felipe V promulga la “Real Ordenanza para la dirección y servicio de la Artillería; creación de un Regimiento, sueldos, fuero, grados, preeminencias y proposiciones de empleos” y se crea el Regimiento Real de Artillería de España. Se organiza en tres batallones a doce compañías cada uno: tres de artilleros, una de minadores y ocho de fusileros. El primer batallón es destinado al Ejército de Aragón, con cabecera en Valencia, para guardar las plazas de este Reino y las de Cataluña, Valencia, Navarra y Guipúzcoa. De este batallón se destinan a Barcelona varias de sus compañías, las cuales se ubicaron en las Atarazanas, en aquel momento Parque de Artillería.

Plano de las Atarazanas
Se debió a que como consecuencia de la guerra de sucesión en España, las urgentes reparaciones del material necesitaba de muchos trabajadores con conocimientos y aunque de antiguo las Atarazanas contaban con personal experto, muchos de estos no pertenecían a la plantilla del Ejército, por lo que a más de la custodia se intentó proveer de trabajadores militares. Por ese motivo el Reglamento del 2 de mayo de 171O obligaba a que cada una de las compañías del Regimiento, tuviera diez obreros entre carpinteros, toneleros, herreros armeros y calafates.

Durante la guerra de sucesión, entre 1712 y 1714 se produjo el célebre sitio de la ciudad de Barcelona, que había decidido continuar la guerra por su cuenta defendiendo la causa del Archiduque Carlos. El mando militar de la Ciudad lo el teniente mariscal Antonio de Villarroel y Peláez y el asedio fue dirigido en principio por Restaino Cantelmo-Stuart y Brancia, duque de Popoli, que había sido nombrado capitán general de Cataluña por Felipe V.

Plano de Barcelona en 1714 durante el sitio

El bloqueo fue planteado por el general Jorge Próspero de Verboom, prestigioso militar conocido por sus estudios sobre fortificaciones, el cual vio difícil el mantenimiento del cerco, en vista de la cantidad de Artillería que tenía la Ciudad, recuperada de los almacenes de las Atarazanas, por lo que hizo una petición de la Artillería que a su juicio era imprescindible para la operación consistente en 90 cañones, 50 morteros y gran cantidad de municiones y pólvoras, comenzando el cañoneo sistemático en abril de 1714.

Al resistir la Ciudad el intercambio de fuego artillero y no dar muestras de debilidad, Felipe V solicitó apoyo francés, siéndole enviado el prestigioso mariscal James Fitz-James, duque de Berwick con unos 20.000 soldados franceses y una fuerte Artillería, al mando del conde de  Grandpré, compuesta por 87 cañones y 33 morteros, así como numerosas piezas de pequeño calibre.

Sitio de Barcelona de 1714. Asalto final
Tras encarnizados combates con numerosas bajas por ambas partes y tras rechazar los barceloneses las propuestas de paz del duque de Berwick, éste procedió, el 11 de septiembre, al asalto final. Tras abrir la artillería borbónica una gran brecha entre los baluartes del Llevant y Portal Nou  las tropas penetraron en la ciudad y obligó al gobierno del Conseller en Cap, Rafael Casanova, a rendir la ciudad bajo amenaza de pasar a sus habitantes a cuchillo.

Finalmente el 12 de septiembre la ciudad capitula y el 13 el duque de Berwick entra en la ciudad prohibiendo el saqueo y respetando la vida de sus habitantes.

El sitio de Barcelona se cerró con un balance de 12.000 personas muertas entre sitiados y sitiadores, a pesar de ser cerca de 40.000 hombres los sitiadores, necesitaron dos años y sangrientos combates para lograr la rendición.

Cañones en las Atarazanas
de Barcelona
El uso de la Artillería producía gran cantidad de heridos de guerra y mutilados, se pensó en aprovechar los conocimientos de algunos de ellos y así darles un empleo digno, por lo que una vez firmado el tratado de Utrecht y acabada la guerra de sucesión entre Felipe V y el Emperador Carlos VI, se crearon en 1717 los batallones de inválidos para oficiales y soldados inválidos y estropeados.

Con fecha de 23 de marzo se dicta una orden que habla de la formación de Batallones de Inválidos que habrían de estar compuestos por compañías, ubicadas, en un primer momento, en Palencia. El 29 de mayo, una orden dispone que los inválidos pertenecientes a las compañías de Palencia pasen a Galicia. El 26 de octubre, Felipe V firma el “Reglamento para el establecimiento de los Oficiales y Soldados de las Tropas destinadas a Inválidos y sueldos que respectivamente deben gozar”, donde se disponía que con los oficiales y soldados impedidos que disfrutaban, entonces, del sueldo de inválidos, se formaran compañías compuestas por: dos capitanes, dos tenientes, dos subtenientes, tres sargentos y cien soldados. Se hablaba ya entonces de que la mitad estuvieran lo más sanos posible y que la otra mitad la conformaran los que se encontraran más impedidos.

El 20 de diciembre de ese mismo año se promulga la “Real Ordenanza sobre la residencia, sueldos y disciplina de los Oficiales y Soldados inválidos o impedidos, incluso los de Reales Guardias”. Doce años más tarde, en 1729 se dispone por Real Orden que se considerase a las Unidades de Inválidos como unidades militares y en servicio. Siendo destinados a Barcelona una compañía de ellos.

Esta compañía reunía a los inválidos útiles de Artillería, formados por artilleros, bombarderos y minadores, con la finalidad de ser empleados en las tareas propias de alma, fundición y fábrica de armas de las Atarazanas, la cual estaba en proceso de expansión, debido a que en 1714 Felipe V había mandado cerrar la antigua fundición del Refino.

Ciudadela de Barcelona
obra de Verboom
Para apoyar el crecimiento de la Artillería en Barcelona y completar las defensas de la Ciudad, en lo referente al perímetro de la Ciudadela, recién construida por el ingeniero Jorge Próspero de Verboom, y al castillo de Montjuic, el 25 de noviembre de 1717 para la reparación de Artillería, se formó una compañía especial compuesta por carpinteros, toneleros herreros, armeros y calafates, procedentes de la reagrupación de todos los de las compañías del Regimiento de Real Artillería, que fue complementada el 27 de agosto de 1718 con una compañía de obreros para el servicio del tren de Artillería de campaña, esta compañía al mando de un Capitán del Cuerpo, tenía entre su personal dos torneros, dieciséis carreteros, dos fundidores y un maestro armero.

De estas normas y de la transformación de las Casas de Munición, nacieron las Maestranzas, con la idea de que funcionaran como fábrica y como centros de formación de especialistas de la metalurgia militar.

La Ordenanza del 15 de julio de 1718, unificó los calibres y modelos de las piezas de Artillería de uso en el Ejército, para evitar la gran diversidad de material que en aquel momento se utilizaba.
Las Atarazanas, con estos apoyos, aumentaron sus misiones de Maestranza de Artillería, siendo esta la que en 1732 preparó las 82 piezas de grueso calibre con sus correspondientes municiones, pertrechos y efectos, que fueron utilizadas para la expugnación de Mahón.

Para la configuración de la artillería como un cuerpo dirigido por militares altamente cualificados en las artes de fundición, metalurgia, diseño, tipología de cañones, etc., se promulga un Real Título, el 13 febrero de 1732, creando el cargo de Inspector General de la Artillería.Para el puesto se nombra al conde de Mariani, con el empleo de coronel de artillería.

Operarios colocando los radios de madera a una llanta
metálica de cñón en las Atarazanas
En 1733, el Ingeniero Militar Carlos Beranger, proyectó las Estancias de Hornos de Afino, para la Real Fundición de Bronce de Barcelona, situándolo fuera de las murallas de la ciudad y muy próxima a las Atarazanas. En 1749, el comandante de Artillería Juan Rafael de Silby remite un nuevo proyecto para ampliar el edificio con el objetivo de aumentar la producción y efectuar con más rapidez las labores de fundición. El ingeniero militar Juan Martín Zermeño a partir del proyecto de Silby propone algunas modificaciones ampliando el edificio en sentido longitudinal a lo largo de las ramblas.

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