lunes, 24 de mayo de 2010

Historia de Bosnia y Herzegovina (I)


Comienzo un nuevo tema sobre la Historia de Bosnia y Herzegovina desde sus orígenes hasta los Acuerdos de Dayton que pusieron fin a la Guerra de los Balcanes. Una guerra que, aparte de cruenta, fue un acontecimiento protagonizado en el corazón de Europa y que puso de manifiesto hasta donde puede llegar el rencor y el odio humano hasta el punto de matarse por el mero hecho de tener unas creencias distintas entre comunidades. Yo he sido testigo de ello y estaba presente allí cuando se firmaron los Acuerdos y se ponía fin al conflicto. Un final impuesto por la comunidad internacional y que hasta el día de hoy no ha cerrado las heridas que se abrieron tan profundas en aquellos años.
El origen
El pueblo ilirio:
Iliria es el antiguo nombre de una región montañosa situada en la costa nororiental del Adriático, conocida con el nombre de Illyricum ya en 168 a.C.; correspondía aproximadamente a las actuales Bosnia-Herzegovina, Dalmacia y Albania.
Los ilirios eran uno de los más importantes pueblos indogermánicos de la Europa Central. Después de haber contribuido al poblamiento de la Italia primitiva, Iliria conoció la colonización griega, que estableció factorías en la costa y en las islas. Desde entonces, como si una maldición pesara sobre ese lugar, los ejércitos de todos los conquistadores de la historia pasaron por allí desde Alejandro hasta Gengis Khan. Pero fueron las invencibles legiones romanas quienes dominaron tempranamente toda la costa del Adriático. Las luchas entre Roma e Iliria se repitieron hasta que Augusto (35-33 a.C.) la conquistó definitivamente para el Imperio, e Iliria pasó a ser provincia romana abarcando desde Macedonia hasta Istria y el Danubio. Entonces comenzó la prosperidad y pujanza de Iliria. Alguno de los más notables emperadores romanos como Aureliano, Diocleciano y Constantino I fueron ilirios.
Tras la sangrienta represión realizada por Tiberio (6-9 d.C.) tras una sublevación de Iliria, esta fue desmembrada y por primera vez se separó en dos provincias imperiales, la Panonia y la Dalmacia. El nombre de Illyricum se reservó al conjunto formado por Dalmacia, Mesia y Panonia. Desde el 324, fue una de las cuatro grandes prefecturas del Imperio. Cuando se produjo la partición del Imperio Romano por Teodosio, Iliria quedó bajo el dominio del Imperio de Occidente y en 476, pasó a formar parte del Imperio Bizantino.
En los siglos VI y VII, en el declive bizantino, se produjo la expansión hacia Iliria de las tribus eslavas del Cáucaso que, al cabo de muy poco, se apoderaron de la Panonia romana, llegaron a Dalmacia y se asentaron en la costa croata. Estas tribus eslavas son los antepasados de los actuales eslovenos, croatas y serbios.
El pueblo eslavo:
Aparece este pueblo en la historia, en el oriente de Europa, divididos en varias tribus sometidas a los escitas, a los godos, a los sármatas y a los hunos, quienes en sus primeras invasiones los empujaron hacia los valles de los Cárpatos, en la actual provincia polaca de Galitzia.
Al derrumbarse el Imperio huno de Atila, y cuando los germanos pasaron a la Europa occidental, los eslavos abandonaron los montes y se establecieron en las llanuras regadas por el Vístula, el Elba y el Danubio. A últimos del siglo V, empieza a hablarse de ellos ya como pueblo distinto y con la denominación de eslaveni. Se dividían en tres grupos: antos a orillas del Danubio y sus afluentes, venedos al noroeste del Danubio al mar Báltico, y los eslavos propiamente dichos al este, más allá del Vístula.
Agrupándose en torno de los serbios, de los croatas y de los eslovenos, coincidiendo con la decadencia bizantina, ocuparon Panonia a fines del siglo VI y avanzaron hacia el litoral, asimilando lentamente a las poblaciones romanizadas de Iliria. A principios del siglo VII, los antos se trasladaron, como aliados de los ávaros, al Imperio griego. Para atraerlos, el emperador bizantino Heraclio (610-641) cedió a estas tribus eslavas las provincias que habían ocupado, a condición de reconocer la autoridad del Imperio Bizantino. Repoblaron fronteras y fundaron los reinos o bánatos de Dalmacia, Bulgaria, Eslovenia, Serbia, Bosnia y Croacia. Estos eslavos del sur o yugoeslavos formaron durante la Edad Media los Estados de Crobatia o Croacia, de Bosna o Bosnia, de Hum o Hercegovina, de Raška o Serbia y de Zeta o Montenegro. Para afirmar el lazo de unión entre el Imperio y el pueblo eslavo, que eran paganos, los emperadores se esforzaron en convertirlos al cristianismo; pero ellos abrazaron de un modo definitivo la nueva religión solamente hacia fines del siglo IX.
La conversión al cristianismo, que se produjo desde el siglo VIII al XII, dividió al mundo eslavo en dos grupos culturales claramente diferenciados. Los polacos, los checos, los eslovacos, los eslovenos y los croatas dependieron de la Iglesia romana, mientras que los rusos, los búlgaros y los serbios fueron evangelizados por los bizantinos Cirilo y Metodio, que les dieron su lengua litúrgica, el eslavón, y una escritura característica, el cirílico.
En el siglo XIII, unificados por Gengis Khan, los tártaros de la Horda de Oro arrasaron Eslovenia, Croacia y Eslavonia. Cuando se retiraron, sólo quedó una tierra casi despoblada y calcinada por el fuego. Eso favoreció a los serbios, que pudieron agrandar sus fronteras: se extendieron hacia Albania y Macedonia y ocuparon, en lo que hoy es Croacia, la actual Krajina. Pero eran demasiado débiles para oponerse a los jenízaros turcos, convertidos en los nuevos poderosos invasores. En 1371 Serbia cayó sin combatir y los otomanos musulmanes se apoderaron de toda la península balcánica. Se quedaron allí por espacio de quinientos años.
En Croacia, en 1835, surgió un movimiento literario y político, iniciado por Ljudevit Gaj, que propuso referir la denominación ilírico o pueblos ilíricos, en sentido nacionalista, a la unidad de los serbios, croatas y eslovenos, y consolidar el poderío de los eslavos del sur o yugoeslavos con el establecimiento del reino ilírico —la Gran Iliria—, y que comprendería, además de Croacia y Eslovenia, la Marca Meridional de Estiria, Carintia, Carniola, Istria, Gorizia, Gradisca, Dalmacia, la Hungría serbia y Bosnia-Herzegovina. Este sueño se realizó casi por completo, pero el reino formado no llevaba el nombre de Iliria, sino el de Yugoslavia, toda vez que el nombre de ilirio fue prohibido en 1843 por el Emperador Fernando V y substituido por el de yugoeslavo que ha prevalecido hasta nuestros días.

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