martes, 25 de mayo de 2010

Historia de Bosnia y Herzegovina (III)


Herzegovina.
También formó parte de la Iliria romana y fue posteriormente invadida por los godos en el siglo IV, y por los eslavos en el VII, que le dieron el nombre de «país de Hum». En el siglo IX, el país que aparece con los nombres de Hum o Zahumlje y Travun o Tribunium, es un territorio especial y, ya entonces, habitado por los serbios que a él habían emigrado. Liberada de la dominación bizantina (1040), cayó inmediatamente en poder del príncipe serbio Esteban Nemanja (1170-1196). En el siglo XIII, Herzegovina es sometida en parte a Hungría y en parte a Serbia. En 1326 cayó en poder de Bosnia, en 1362 en poder de Hungría y en 1382 totalmente en poder de Tvrtko I de Bosnia, hasta que en 1440 el emperador Federico II la erigió en ducado alemán independiente, dándolo en feudo a la familia Hranic.
En 1448, el gran vojvoda Esteban Vukđiž agraciado con el título de duque de San Savas (Dux Sancti Sabbae, llamado así por el Arzobispo Sava, Patrón del país) la separó de Bosnia con ayuda del sultán, cuya soberanía reconoció, y recibió el título de duque o herzeg, por lo que al país se llamó desde entonces Herzegovina (ducado). En 1463 fue tributaria de Turquía, en cuyo poder cayó en 1483 y pasó a convertirse en un distrito perteneciente a Bosnia con el nombre de Hersek. El duque Esteban abrazó el islamismo y pasó a llamarse Ahmed Herzegovic.
En 1832, el sultán Mehmed la sometió, como visirato independiente, a Ali Aga Risvanbegovic, gobernador de Stolac, que durante la insurrección de Bosnia había permanecido fiel a la Sublime Puerta y que, no obstante, fue fusilado en 1851 por no acatar el mandato de Omar Bajá. En 1861, Vikatovic levantó el estandarte de la rebelión, obteniendo de la Sublime Puerta algunas concesiones. Desde 1865 formó parte de nuevo Herzegovina, un liva de la provincia de Bosnia. En julio de 1875 estalló, a causa de los desmesurados y arbitrarios impuestos de los funcionarios turcos, una revolución de la población cristiana acaudillada por Ljubibratic, favorecida por Montenegro se propagó a una parte de Bosnia y no pudo ser sofocada por las insuficientes tropas turcas, ni apaciguada con la promesa de reformas administrativas.
En virtud del Art. 25 del Acta del Congreso de Berlín, en 1878, Herzegovina, como también Bosnia, fueron ocupadas y administradas por el Imperio Austro-Húngaro, con una pequeña porción, al sur, que pasó a poder de Montenegro. El 31 de julio y el 1 de agosto, respectivamente, salieron de Imoski y Vrgorac la 18ª División de Infantería al mando del Mariscal de Campo Jovanovic, entrando en Herzegovina y apoderándose, el 4 de agosto, de la ciudad de Mostar y con ella de toda la provincia.
Tanto en Bosnia como en Herzegovina Septentrional se formaron bandas de guerrilleros que obligaron a los austro-húngaros a reforzar sus tropas de ocupación. El encargado de pacificar la zona fue el 5º Cuerpo del Ejército, después de que la fortaleza de Klobuk hubiese caído en poder de los imperiales el 25 de septiembre de 1881. Al implantarse en Herzegovina, ese mismo año, el servicio militar, estalló allí y en Dalmacia Septentrional (Crivoscic) una nueva revolución que fue sofocada con las armas en 1882.
Bosnia y Herzegovina.
La anexión de estos dos países al Imperio Austro-Húngaro provocó la enemistad entre éste y Serbia, que culminó en el atentado de Sarajevo. Serbia, aunque contraria a la anexión de Bosnia-Herzegovina al imperio de los Habsburgo en octubre de 1908, reconoció la anexión en marzo del año siguiente. Rusia, que no pudo evitar a Serbia esta humillación, la incorporó a la alianza balcánica, triunfadora sobre Turquía. Viena se vio obligada a conceder a Bosnia y Herzegovina un Gobierno representativo, y le otorgó un Estatuto en que estaban contenidos los principios de libertad vigentes en todos los países, pero no les dio representación parlamentaria ni en Viena ni en Budapest y tampoco le permitió la intervención en los asuntos extranjeros.
El Estatuto o Constitución, promulgado el 17 de febrero de 1910, adolecía del defecto de acrecentar las diferencias religiosas y sociales, dividiendo el cuerpo electoral en tres curias o colegios y asignando a cada uno de ellos una proporción fija de mandatos entre ortodoxos, musulmanes y católicos.
El objetivo por el que luchaban los partidos era cada vez más notorio: la mayor autonomía posible para el territorio de Bosnia y Herzegovina, y la independencia respecto al Gobierno Central de Viena. Con la recusación del presupuesto de 1912 empezó el conflicto entre el Gobierno y los partidos de la Dieta (serbio ortodoxo, bosnio musulmán y croata católico), que dio por resultado una larga pausa en la actividad de la misma.
Tras una serie de pesadas negociaciones, y mediante la aceptación por el Gobierno de algunas de las proposiciones de la Dieta, se llegó, en el verano de 1912, a una solución combinada de croatas, bosnios y serbios moderados. Pero surgió el debate debido a la cuestión del idioma. El proyecto especificaba el «serbocroata» como idioma oficial en todos los asuntos, tanto interiores como exteriores, relacionados con la administración civil, con los establecimientos públicos de enseñanza y con los ferrocarriles del Estado.
Los debates de la Dieta se vieron súbitamente interrumpidos por el asesinato del Archiduque Francisco Fernando y de su esposa, en Sarajevo, llevado a cabo por un estudiante radical serbio, Gavrilo Princip, el mismo día del aniversario de Kosovo (28 de junio de 1914), lo que incrementó la propaganda anti-imperial. La Administración Imperial acusó a los comitadjis y a una sociedad secreta serbia, Crna Ruka (La Mano Negra), de haber organizado el atentado, y dirigió un ultimátum a Serbia, el 23 de julio, en el que exigía la disolución de las sociedades de propaganda anti-austríaca, la expulsión del ejército de los oficiales considerados por Viena como anti-austríacos y, finalmente, juzgar a los culpables con la participación de los representantes austro-húngaros. Aunque Serbia rechazó sólo el último punto y ofreció someterse a la decisión del Tribunal Internacional de La Haya, el Imperio le declaró la guerra el 28 de julio, lo que desencadenó el primer conflicto mundial.
El ejército serbio, que resistió con éxito a los austríacos, fue aplastado cuando Bulgaria entró en guerra (octubre de 1915). Mientras los ocupantes aniquilaban el Estado y maltrataban a la población civil, los soldados serbios consiguieron atravesar Albania y refugiarse en Corfú (noviembre-diciembre de 1915), desde donde fueron conducidos a Salónica para reforzar el ejército del este.
En octubre de 1918 terminó también el Gobierno austro-húngaro en Bosnia y Herzegovina. El 1 de noviembre de 1918, el Gobierno Nacional (Narodna Vlada), recién formado en Sarajevo, declaró que se hacía cargo del Gobierno del país y rompió todas las relaciones con el antiguo Gobierno de Viena. A raíz de este hecho, los territorios de Bosnia y Herzegovina proclamaron su unión al recién formado Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, la Gran Serbia.
La difícil cuestión de la propiedad de Bosnia, que el Imperio Austro-Húngaro no había podido resolver, fue resuelta ahora de manera radical y con tendencias partidistas. El Estado prometió la compensación a los propietarios musulmanes, pero no cumplió su oferta, también por razones políticas, y aunque los latifundios fueron divididos, se originó un nuevo proletariado agrícola y urbano. Por otra parte, Sarajevo y otras ciudades perdieron no poco de su prosperidad a causa de las tendencias centralistas de Belgrado.

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