El 13 de octubre de 1972, un avión Fairchild F-227
de las fuerzas aéreas uruguayas que viajaba rumbo a Santiago de Chile se
estrellaba en los Andes, a unos 4.000 metros de altura, cuando sobrevolaba El
Planchón, uno de los tres pasos por donde las aeronaves de la época atravesaban
la cordillera. A bordo viajaban los integrantes y familiares del equipo de
rugby uruguayo del Old Christian’s (40 pasajeros y cinco tripulantes en total),
que se dirigía a jugar un partido amistoso con los locales de Old Boys.
Un error de navegación y la escasa visibilidad
habían provocado el accidente. Entre el 14 y el 16 de octubre los equipos de
rescate sobrevolaron la zona, sin éxito, en busca de supervivientes y los
restos de la aeronave. Las tormentas impidieron continuar el rastreo durante
los días siguientes. Los supervivientes lograban reparar el aparato de radio y
se enteraban a través de él de que las autoridades cancelaban finalmente su
búsqueda.
El accidente había provocado la muerte en el acto
de trece personas. Cuatro fallecieron a la mañana siguiente y una más, ocho
días después. El resto habilitó el aparato siniestrado como refugio y comenzó a
alimentarse con las escasas reservas que habían logrado recuperar y bebiendo
nieve derretida.
El 17 de octubre, un equipo de cuatro voluntarios
intentó ascender la montaña que se elevaba ante ellos hacia el oeste, pero,
debilitado, no lo logró. La antropofagia se muestra como la única manera de
obtener energía y sobrevivir. Tres días después de la fallida expedición, uno
de los supervivientes se dirigió al lugar donde habían depositado los cadáveres
de los fallecidos en el accidente y raspó de la espalda de uno de veinte finas
lonjas del tamaño de una cerilla con las que alimentarse y abastecer a sus
compañeros.
El 12 de diciembre, tres de ellos parten en busca
de ayuda. Uno se lesiona y regresa al campamento. Los otros dos, Fernando Parrado
y Roberto Canessa, logran avistar finalmente en un valle a un arriero chileno,
que inmediatamente alerta al Cuerpo de Montaña de la Policía Chilena. El 23 de
diciembre, setenta y dos días después del accidente, los equipos de emergencia
rescatan a 16 supervivientes. El frío (temperaturas inferiores a los veinte
grados), el hambre y un alud de nieve que sepultó los restos del fuselaje del
avión y a quienes en ese momento dormían en él habían matado al resto.
Fuente: La aventura de la
Historia
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