El caso es el
llamado “El duende de la hornilla”. Esto fue lo que pasó:
Inmueble del nº 2 de la calle Gascón de Gotor donde se produjo el fenómeno |
El 27 de septiembre
de 1934, en el segundo piso del inmueble situado en la calle Gascón de Gotor
número 2, residencia de la familia Grijalba y propiedad de Antonio Palazón, fue
donde se sucedieron los hechos. Era un edificio de cuatro pisos que hacía
esquina.
El lugar fue la
cocina del piso donde, al filo de la medianoche, se encontraba Pascuala Alcocer,
la criada de hogar de los Palazón, terminando de recoger la cocina. Cuando se
disponía a cerrar la puerta para irse a acostar oyó una voz que salía desde la
hornilla de la cocina y que la llamaba por su nombre y a continuación estalla
en una sonora carcajada. Muchos vecinos se sobresaltaron con las sonoras
carcajadas sin encontrar al causante. Las voces continuaron y finalmente, el 15
de noviembre, los vecinos atemorizados interponen una denuncia en la comisaría
de policía.
Entre los días 20 y
23 de noviembre, los agentes de seguridad realizaron varios registros en el
edificio, sin obtener ningún resultado. La fama del duende crecía y montones de
curiosos se acercaban al edificio a curiosear. Hasta el diario británico “The
Times” se hizo eco de la noticia.
Curiosos frente al inmueble |
El comisario jefe
instó al juez don Pablo de Pablos que se hiciera cargo de la investigación y
éste ordenó levantar el suelo de la cocina y encargó a los doctores Murt y Ojer
el estudio del fenómeno. No encontraron nada. Lo que certificaron era que la
criada, principal sospechosa, no era responsable de los hechos.
Las voces
continuaban, así el día 28 el duende volvió a manifestarse diciendo: ¡Ya estoy aquí, cobardes, cobardes! Al
día siguiente la policía volvía a ocupar la cocina e impedía el paso al famoso
vidente aragonés Tomás Menés, cuya visita sería filmada en cinematógrafo,
aduciendo que estaba fuera de sus competencias. El juez de Pablos pasó el caso
al juez don Luis Fernando y el gobernador civil Otero Mirelis instaba a la prensa
a dejar de hablar del caso ya que el alcance del fenómeno dejaba en entredicho
la labor policial.
Los investigadores en la "cocina encantada" |
El nuevo juez se
persono en la cocina para oír personalmente las voces y sin aclarar el asunto dio
por cerrada la investigación manifestando que era la asistenta la que producía
involuntariamente el fenómeno aunque cuando ella no se encontraba en el lugar
también se producían.
El caso era molesto
y se trazó el plan de culpar a la asistenta y enviarla a su ciudad natal para
evitar que los curiosos siguiesen agolpándose junto al inmueble. Al desalojar
el inmueble, los vecinos del tercero derecha pasaron a ocupar la “casa
encantada”. Arturo Grijalba Torre, de cuatro años, mantenía conversaciones con
el duende y aún hoy lo recuerda:
“Lo
único que hacía era hablar y adivinar. Mi difunto padre una vez le preguntó:
‘¡Venga, si tan listo eres, dime cuántos estamos aquí!’, la voz respondió
‘¡Trece!’. ‘¡Bah!, te has equivocado, estamos doce’. ‘¡Trece, sois trece!’.
Porque era conciso. Fueron a contar y, efectivamente, estábamos trece personas.
En un principio dijimos que no… pero no habíamos contado que había un niño de un
mes en brazos”.
Edificio "Duende" en la actualidad |
El pequeño Grijalba
se convirtió en pieza fundamental para la policía ya que era el único amigo de
la misteriosa voz. Finalmente en diciembre de 1934 el duende desapareció y su
última frase fue: ¡Voy a matar a todos
los habitantes de esta maldita casa!, ¡Cobardes, cobardes, voy a matar a los
habitantes de esta maldita casa!
Arturo Grijalba es considerado
leyenda viva en uno de los más apasionantes enigmas españoles y, actualmente,
en el lugar de los hechos hay un bloque de apartamentos llamado “Edificio
Duende”.
Interesante
fenómeno que no tuvo una explicación ni científica ni de ningún tipo y que
hasta hoy sigue sin aclararse.
Fuentes: mundoparasicológico.com, todo fantasmas.com y El lado Oscuro de la Historia.
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