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Grabado de la Leyenda de la Reina Mora |
Cuenta la leyenda, que tiempos de conde Ramón Berenguer IV
toda Cataluña pasó a ser de dominio cristiano. Con una sola excepción, que era
el reino de Siurana, donde residía el último rey moro Almemoniz, y una reina de
singular belleza llamada Abdelazia.
Siurana es una pequeña localidad del Priorato catalán que dado
su difícil acceso, fue el último reducto árabe en ser reconquistado por los
cristianos en Cataluña, tras ser asediada su castillo allá por el siglo XII. Cuando
los cristianos fueron reconquistado todo el territorio, llegó un momento en que
el único lugar que quedaba en poder musulmán era la indómita fortaleza de
Siurana. Casi a medio camino al cielo debían llegar los cristianos si querían hacer
desaparecer los moros de las tierras catalanas.
Hasta el momento, la conquista del territorio había sido
penosa y difícil. Más debía de serlo ahora cuando se enfrentaban a los más
duros, pero los guerreros estaban deseosos de encontrarse con aquella reina que
de oídas era tan extremadamente bella.
Durante mucho tiempo los cristianos atacaron el castillo, y
cuentan que hubo grandes y crueles combates donde los cristianos se estrellaban
contra los impenetrables muros de Siurana que seguía mostrándose infranqueable y su reina
lejos de sus ojos.
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El inexpugnable castillo de Siurana |
Como siempre que se aduce a la conquista de un lugar
inexpugnable, se dice que nunca los cristianos hubieran podido vencer la férrea
resistencia mora si dentro de los muros de Siurana no hubiera habido un
traidor. Un acaudalado judío de la villa pretendió salvar sus bienes a cambio
de liberar el lugar al enemigo. Los cristianos, le ofrecían todo lo que él
quisiera si les mostraba el camino de acceso al castillo. El judío les hizo
prometer los cristianos que, además de sus bienes, también se respetaran las
vidas y bienes del resto de judíos siruaneses; pero los cristianos, una vez que
se hicieron con las calles de la villa, entraron en estampida provocando una carnicería de la que pocos
bienes se salvaron. Todo fue destruido.
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El castillo de Siurana en la actualidad |
El judío traidor tuvo que ver como el fuego devoraba sus
bienes y deshacía completamente la villa.
Maldijo a los cristianos conquistadores y a Siurana, de tal suerte que
los cristianos no se podrían beneficiar de esta inicua conquista porque Siurana
ya no volvería a ser nunca más aquello que fue durante la señoría de los
moros.
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Lugar por donde Abdelazia se lanzó al acantilado |
Mientras tanto, Abdelazia que no contaba con la traición del
judío estaba tan segura de la impermeabilidad se su castillo, que cuando los
cristianos entraron a la fortaleza, estaba celebrando una fiesta, en una de las
suntuosas salas del palacio, a la que asistían
los nobles siuraneses. De repente una flecha penetró por una ventana y se clavó
sobre la mesa, delante de la mirada incrédula de los comensales. Ya era
demasiado tarde y todo estaba perdido. La reina, que tanto había defendido
Siurana, no podía permitirse caer en las manos del enemigo, y por eso, subió
sobre su caballo blanco, y cruzando al galope la villa, ante la mirada atónita
de los cristianos, le tapó los ojos al caballo y se lanzó por el acantilado;
pero en el último instante, antes del salto, el caballo, al ver que se dirigían
al precipicio, intentó frenar clavando las patas en el suelo hasta hundirse en
la roca, pero no pudo evitar la fatalidad. La señal imborrable de esta acción desesperada
dejó el recuerdo de la gesta para siempre.
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Sepultura de la reina mora adosada en el exterior de la Iglesia |
Se dice que unos días después de la conquista, el cuerpo de
la desafortunada reina fue llevado nuevamente a Siurana para ser sepultado con
honor. Pero la reina no era cristiana y su cuerpo no podía enterrarse en el
interior de la antigua mezquita porque en su lugar se había consagrado una Iglesia
dedicada a Santa María, ni podía ser enterrada en un cementerio cristiano, con
lo que se le hizo una sepultura especial, en la parte externa de la pared del
templo, como correspondía a una persona de tan alta saga. Esta sepultura hoy en
día todavía existe.
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