José María de Murga y Mugartegui
como “el moro vizcaíno” en 1865
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La historia del «Moro vizcaíno» es una de esas historias
impresionantes que se dieron en el Marruecos del siglo XIX. Un prestigioso
militar español que deja el Ejército y se adentra en el corazón de un Marruecos
pobre y rural haciéndose pasar por uno de ellos y describiendo posteriormente
un increíble viaje. Esta es su historia:
Don José María de Murga y Mugártegui, más conocido como “el
moro vizcaíno”, nació en Bilbao, en
1827, en el seno de una acomodada familia, recibiendo una esmerada educación en
los Escolapios de San Antonio, en Madrid, y en los Jesuitas de Loyola, cursando
después estudios militares en el Colegio General Militar optando por el arma de
Caballería, siendo nombrado oficial de Húsares de Pavía y de Montesa.
Ascendido a teniente en 1847, participó en la lucha contra
las tropas carlistas en el Maestrazgo, siendo promovido a capitán en 1849. Mientras
tanto, fue nombrado Caballero de la Legión de Honor francesa y en 1854 fue
ascendido a comandante. Se interesó vivamente por la Guerra de Crimea, que se
iniciaba por aquellas fechas, para lo que pidió la separación voluntaria del
servicio y se incorporó al ejército francés que estaba luchando en esa guerra. En
Crimea quedó fascinado por el mundo islámico, acentuando su interés con su paso
por Constantinopla.
A su regreso de Crimea se reincorporó al ejército español
pero por poco tiempo ya que en junio de 1861 solicitó su separación voluntaria
del ejército para viajar al Magreb por su cuenta, alegando que se iba para: “dar a conocer la organización de aquel país
y ser útil a la patria si otra vez se llegase a suscitar una guerra”.
Como teniente de Húsares |
Para prepararse se marchó a París a estudiar árabe y luego
se doctoró en cirugía menor en el Hospital San Carlos de Madrid mientras
estudiaba sin cesar las costumbres y usos marroquíes y árabes. Hablaba español,
vasco, francés, inglés y árabe.
En 1863 Murga llegó a Marruecos por Tánger completamente
disfrazado de «moro», vestido con chilaba y turbante. Primero se hizo pasar por
español renegado y ejerció de curandero. Poco después pasó a Larache donde continuó
su formación y adoptó el nombre definitivo: El Hach Mohammed el Bagdady, y
acompañado de un sirviente y un asno ejerció de curandero y mercader
recorriendo el interior del Marruecos más profundo. Pasó múltiples privaciones
y la sed y el sol abrasador pusieron a prueba su resistencia física. Sus
pantorrillas al descubierto se cubrieron de llagas, las fiebres endémicas del
país hicieron también presa en él, pero no le desanimaron en su tarea.
Recorrió las tierras de Fez, Mequinés, Casablanca, Azzemmur,
Mogador, Mazagán y Rabat, trabajando como mercader, cuenta cuentos, peregrino y
mendigo lo que permitió conocer la vida cotidiana de los magrebíes y sus
mezquitas, tomando constantemente nota de cuanto veía de interés. Aunque pretendía
continuar en Marruecos, su amigo el dr. Isern, médico de la Legación Española
en Tánger, en vista de su deplorable estado de salud, le persuadió para que
regresara a España, lo que hizo en febrero de 1866, tras tres años recorriendo
Marruecos.
Recuerdos Marroquíes.... |
Regresó a Vizcaya donde pasó a limpio sus notas, las tradujo ya
que estaban escritas en árabe para no delatarse, redactó y publicó su obra «Recuerdos Marroquíes del Moro Vizcaíno,
José María de Murga el Hach Mohammed el
Bagdady», un conjunto de textos bastante irónicos repletos de observaciones
y descripciones sobre las costumbres, la política y diversos aspectos
históricos y geográficos del Marruecos de la época, que forman uno de los
libros de viajes más amenos e interesantes que se han escrito.
En su libro de recuerdos expresa libremente sus sentimientos
de la siguiente manera:
"Entre
los árabes he pasado algunos de los buenos días de mi vida. Si por desgracia,
las vicisitudes políticas o los reveses de fortuna me obligasen a buscar un
asilo fuera de mi patria, entre ellos se me habría de encontrar.
Y nada me
costaría el adaptar su género de vida, que me es bien conocido; puesto que hoy,
en medio de las comodidades que trae consigo la civilización, muy a mentido la
tristeza se apodera de mi alma y echo de menos los campos silenciosos de
Berbería y la estera hospitalaria del Aduar."
Con el uniforme de voluntario en la
defensa de Bilbao durante
el sitio
carlista de 1874
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Entre 1870 y 1872 fue nombrado Diputado General de Vizcaya.
En abril de 1873, “el moro vizcaíno” emprendió su segundo viaje
a Marruecos, siguiendo toda la costa atlántica hasta llegar a la altura de
Canarias, donde pasó a las islas para regresar a España ya que las úlceras en
los pies y piernas le impedían continuar y además la situación política que se
vivía en su tierra con una nueva guerra carlista. Las anotaciones de este
segundo viaje no han sido publicadas y se conservan en la casa familiar de
Torre Bidarte, en Marquina.
En 1875 se presentó voluntario liberal para luchar contra los
carlistas que sitiaban Bilbao, pero sus heridas no le permitieron tomar parte
activa en la defensa de la ciudad.
En 1876 Murga, a pesar de su precario estado de salud, intentó
realizar un tercer viaje a Marruecos, pero le sorprendió la muerte en Cádiz el
1 de diciembre, antes de que pudiera embarcar.
José María de Murga tuvo un antecesor en el siglo XVIII
cuando el catalán Domingo Francisco Jorge Badía y Leblich se hizo pasar por
marroquí, con el nombre de Alí Bey el-Abbassi, y trabajó como espía al servicio
de Carlos IV, pero eso es otra historia…
Carátulas de libros sobre "el moro vizcaíno" |
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