En el siglo XIII todo Oriente fue sacudido por la expansión de los pueblos mongoles de Asia Central. La razón de su fulgurante expansión fue la unión de todas las tribus mongolas bajo la autoridad de un jefe tan genial como inhumano: Gengis Khan.
“Dios me ha entregado, de Oriente a Occidente, el Imperio de la Tierra. Quienes se resistan serán degollados con sus esposas y sus hijos…” (Gengis Khan)
Gengis Khan es poco conocido en Occidente y a menudo se le desprecia como un bárbaro que realiza sus conquistas por medio del terror. Sin embargo se trata probablemente de uno de los mejores estrategas de la Historia y su modelo militar se adelantó, en casi 600 años, a la revolución de las Guerras Napoleónicas en Europa.
Los mongoles eran un pueblo nómada que vivía de la ganadería. Como todos los nómadas practicaban un tipo de guerra basado en la gran movilidad que les proporcionaban sus monturas, y en sus escasas necesidades logísticas. El tiro con arco a distancia era su táctica habitual, y sus maniobras básicas el envolvimiento por los flancos y los rápidos repliegues para atraer al enemigo a una emboscada.
Gengis Khan se hizo rápidamente con el control de la mayoría de las tribus y emprendió la conquista de China (1211-1216). Allí entró en contacto con el antiguo arte militar chino, se equipó con máquinas de asedio y con científicos que conocían su funcionamiento, así como el de la pólvora y diversas sustancias incendiarias.
Tras ocupar gran parte de China se dirigió hacia Occidente con un ejército de más de 100000 jinetes. Como resultaba imposible abastecer a un ejército tan numeroso y mantenerlo junto, Gengis Khan lo dividió en Unidades de 10000 hombres (tumans) que avanzaban siguiendo direcciones separadas a lo largo de un frente que llegó a tener 1500 km. Gengis Khan mantenía el control sobre la dirección de su tumans mediante una red de correos, y les hacía maniobrar para fijar al enemigo, envolverlo o atacar sus comunicaciones. Esto era algo absolutamente inaudito para la época, ya que los ejércitos acostumbraban a marchar siempre reunidos.
Sus adversarios, los monarcas islámicos de Persia y Damasco, quedaron desorientados, ya que si se enfrentaban a una división mongola eran rápidamente envueltos por otras. En ocasiones el Khan reunía algunas de sus divisiones para afrontar encuentros con fuerzas especialmente numerosas. Pero siempre mantenía algunas para amenazar los flancos o la retaguardia enemigas. Cinco siglos antes que Napoleón, Gengis Khan utilizó la maniobra operacional en direcciones complementarias.
Pero además, el ejército mongol no tuvo problemas a la hora de tomar fortalezas que habían resistido siempre al ataque los nómadas. Los ingenieros chinos y sus máquinas se encargaban de ello. El Khan aseguró siempre su retaguardia con una mezcla de terror y buena administración. Las ciudades o regiones que oponían especial resistencia, o que podían constituir una amenaza si se dejaban atrás, eran devastadas de tal forma que nadie se atrevía a pensar en una insurrección en décadas. Como complemento a esta política del terror se organizaba un sistema administrativo basado en el mandarinato chino que, tras la devastación, conseguía asegurar el progreso y la calidad de vida de los supervivientes. Era una estrategia similar a la romana, consistente en alternar el terror con el progreso.
A la muerte de Gengis Khan sus seguidores siguieron constituyendo una pesadilla para Europa y el Cercano Oriente durante casi otro siglo. La eficaz estrategia del Khan se fue olvidando, y las luchas civiles acabaron por disolver el Imperio Mongol.
Foto: fotograma de la serie Gengis Khan de la BBC. Canal de Historia.
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