Uno de los temas de gran relevancia en la vida social, religiosa y
legislativa medieval era el tema del adulterio, al igual que en la literatura
poética y narrativa. Enmarcado en la época en la que el amor cortés fue tanto
una creación poética, como un ideal social o un código de amor.
En la Edad Media era habitual que, en casos de adulterio de la mujer, el
marido ofendido asesinase a los amantes o se tomase la justicia por su cuenta
sin esperar la intervención de las autoridades judiciales. Los mayores castigos
y penitencias por adulterio eran impuestos a mujeres más que a hombres, lo que corroboraba
los diferentes criterios entorno al adulterio. El marido se va convirtiendo, poco a poco, en el garante del
cuerpo de su mujer, aumentando así el control sobre la esposa. Así se denominaba “adulterio”
a la relación extramatrimonial de la mujer,
mientras que a la del marido se la denominaba simplemente “mancebía”. El adulterio
femenino era considerado como una falta grave, que atentaba contra el honor del
marido y de la propia familia, en
tanto que la infidelidad del marido
no producía deshonra
alguna para la mujer, por esta mentalidad, ambos actos tenían diferente
tratamiento judicial.
Los actos cometidos por el marido ofendido se justificaban, según
consta en documentos del siglo XV, por actuar movido por el dolor o el deseo
irrefrenable de venganza. Hacia el final de la Edad Media no tenían muy claro
el juzgar por estos delitos.
La Lex Julia romana establecía
que el marido ofendido podía matar al amante de su esposa adúltera, mientras
que el padre de la esposa tenía potestad de matar a ambos amantes adúlteros si los hallaba juntos. Pero si
el marido despechado mataba también a su esposa o el padre de ella mataba
solamente a uno de los amantes, éstos eran perseguidos y juzgados aunque la
magnitud de las penas aplicadas era inferior a las cometidas por los adúlteros.
El Código de Justiniano, dificultó
que el marido engañado pudiese matar a su esposa adúltera con impunidad legal.
Según se refleja en la Novelae 117,
del 542, el marido engañado debía dar tres avisos escritos a los adúlteros,
cada uno delante de tres testigos fiables, y si después de tres avisos volvía a
encontrarlos juntos, entonces podía matar al amante. A la mujer no la podía
matar sin ser acusado de asesino aunque la hubiera acusado previamente de
adulterio.
El Derecho Germano, reconoció
al marido el derecho de matar a ambos amantes con total impunidad si los sorprendían
juntos.
Para los burgundios, el
adulterio era considerado como “pestilente” así, la mujer adúltera era
estrangulada y arrojada a la ciénaga inmediatamente mientras que, los galo-romanos establecían que los
adúlteros sorprendidos en flagrante delito fuesen muertos en el acto “de un
solo golpe” y los francos
consideraban el adulterio como una mancha para la familia por lo que la
culpable debía ser castigada con la muerte.
En el Liber Iudiciorum o Lex Visigothorum, el adulterio era
castigado con la esclavitud del adúltero respecto al cónyuge inocente, pero en
caso de ser adúltera la mujer el marido podía darle muerte, pudiendo matar también
al amante si los sorprendía “in fraganti”. Los delitos de lesiones o daños
personales eran castigados con el talión, pero sólo en casos de lesiones
premeditadas.
La mayor parte de los fueros altomedievales castellanos inspirados en
el Fuero Juzgo dotaron al marido del derecho de matar a ambos así, según el Derecho
Castellano, el marido estaba facultado para matar a los adúlteros si
así lo deseaba y para disponer de sus bienes como quisiera. Ahora bien, y como
se recoge en el Fuero Real (1252-1255), no podía vengar la afrenta
sufrida con la vida de uno solo de los adúlteros y perdonar la del otro; o los
dos o ninguno. El Ordenamiento de Alcalá de Henares (1348) se hizo eco de esta
filosofía penal:
“Si el esposo los hayare en
uno, que los pueda matar, si quisiere, ambos a dos, así que no pueda matar al
uno, y dexar al otro.”
Las Leyes
de Toro (1505) establecieron
que quienes se tomaran la Justicia por su mano no recibirían la dote de sus
esposas ni los bienes de sus amantes, si primero no lo reclamaban ante los tribunales. Con ello se
pretendía evitar las alteraciones de la paz ciudadana que traían aparejadas
estas acciones, ya que la familia del amante muerto exigía también venganza.
En Francia, al sur del valle del Loira, existía la costumbre de someter a la pareja de adúlteros a efectuar un paseo, atados incluso por el sexo, durante el que sufrían todo tipo de insultos, pullas y burlas. La Iglesia luchó por erradicar esta práctica y llegaron a darse casos, como en Bayona en 1394, en los que el obispo excomulgó a toda la comunidad.
En Francia, al sur del valle del Loira, existía la costumbre de someter a la pareja de adúlteros a efectuar un paseo, atados incluso por el sexo, durante el que sufrían todo tipo de insultos, pullas y burlas. La Iglesia luchó por erradicar esta práctica y llegaron a darse casos, como en Bayona en 1394, en los que el obispo excomulgó a toda la comunidad.
Pero no todos los casos de adulterio terminaban con la muerte de los
amantes, ni siquiera con la disolución de los matrimonios afectados, ya que era
tan habitual que el marido matase a su esposa adúltera como que le otorgase su
perdón y volviese a realizar «vida maridable» con él.
Cuando el marido engañado quiere
perdonar a su mujer y volver con ella,
tiene que otorgar le obligatoriamente
una carta de perdón. Estas cartas, denominadas desde el siglo XIV «cartas de
perdón de cuernos» se nos han
conservado en gran cantidad en
los archivos notariales del siglo XV y consisten, sencillamente, en un reconocimiento expreso que el marido otorga
ante un escribano y testigos de que concede su
perdón a la mujer, le disculpa
cualquier «yerro e maleficio» que le haya hecho y la admite de nuevo junto a él. Con esta carta la mujer solicita,
y normalmente obtiene sin ningún problema, la carta de perdón real.
Foto: El marido
y el padre de la esposa adúltera tenían la potestad legal de matarla junto con
su amante.
ResponderEliminarExcellent goods from you, man. I have take note your stuff prior to and you're just too great. I really like what you have received here, really like what you are stating and the way in which by which you assert it. You're making it enjoyable and you still take care of to keep it smart. I can not wait to read far more from you. That is really a great website. msn hotmail sign in