Las religiones de la América precolombina se formaron de la evolución de costumbres y culto a los dioses. De estos dioses, unos se asimilaron y mezclaron entre sí y se humanizaron dando como resultado una infinidad de mitos y leyendas, muchas contradictorias, que no llegaron a convertirse en un dogma propiamente dicho.
Estos dioses no eran seres de poder ilimitado, sino que muchas veces encarnaban a las fuerzas de la naturaleza con apariencia humana, por ello muchos estudiosos de estas culturas prefieren traducir el término “Téotl” como señor en lugar de cómo dios.
Una de estas leyendas es la de los cuatro soles aztecas. Entre los aztecas existía la creencia de la existencia de distintos mundos, interrumpidos y transformados por medio de cataclismos.
Según esto, el primer sol se llamaba Nahui-Oceloti (Cuatro-Ocelote o Jaguar), porque el mundo, habitado por gigantes, había sido destruido, después de tres veces 52 años, por los jaguares, a los que los aztecas consideraban como nahualli o máscara zoomorfa del dios Tiezcatlipoca, dios del frio y de la noche.
El segundo sol era Nahui-Ehécati (Cuatro-Viento), despareció después de siete veces 52 años tras desatarse un fuerte huracán, manifestación de Quetzalcóatl, que transformó a los supervivientes del huracán en monos.
El tercer sol era Nahuiquiahuitl, y al cabo de seis veces 52 años cayó una lluvia de fuego, manifestación de Tláloc, dios del trueno y el relámpago, de largos dientes y enormes ojos, y de Quiahuitl, la lluvia. Todos eran niños y los supervivientes se transformaron en pájaros.
El cuarto sol, Nahui-Atl (Cuatro-Agua), acabó con un terrible diluvio, después de tres veces 52 años y del que únicamente sobrevivieron un hombre y una mujer, que se refugiaron bajo un enorme ciprés (ahuehuete). Tezcatlipoca, en castigo por su desobediencia los convirtió en perros, cortándoles la cabeza y colocándosela en el trasero.
Cada uno de estos soles se corresponde con cada uno de los cuatro puntos cardinales: norte, oeste, sur y este respectivamente.
Foto: Quetzalcóatl y Tiezcatlipoca. (Wikimedia Commons)
No hay comentarios:
Publicar un comentario